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La experiencia estética. Características.

De Wikillerato

En los capítulos anteriores hemos hablado de los valores morales y de los juicios políticos; en este capítulo vamos a tratar de los llamados valores estéticos que expresamos en nuestros juicios estéticos.

Nuestra vida está llena de acontecimientos y objetos que llamamos bellos; y cuando hablamos de belleza, no nos referimos ni a su utilidad, ni sólo a su perfección técnica o acabado; sino que expresamos nuestro gusto. Esos objetos bellos, nos proporciona un valor deleitable, nos agradan, nos transmiten un significado estético.

Es verdad que hay cosas útiles que son bellas, pero decimos que son bellas por razones distintas de su utilidad. Por ejemplo una canción o un poema pueden ser útiles para sus productores, la cadena discográfica puede ganar mucho dinero utilizando la canción como reclamo publicitario; o se pueden vender muchos libros de poemas.

Sin embargo, decimos que son bellos porque impresionan nuestra sensibilidad, nuestro gusto. Por esto afirmaba el filósofo alemán del siglo XVIII, Manuel Kant en la Crítica del Juicio, que el juicio de gusto se funda en la pura satisfacción desinteresada; de este modo Kant distingue el gusto estético del placer sensible derivado de la satisfacción de una necesidad corporal como el comer, o del placer interesado que se deriva de la utilidad.


En la experiencia estética, es decir cuando nos encontramos ante un objeto que consideramos bello: un paisaje, música, pintura, un edificio etc., captamos y disfrutamos la belleza que la naturaleza y el arte nos proporcionan, sentimos que nuestro espíritu se eleva; nos vemos afectados por ella. Las vivencias que sentimos en un concierto, o al admirar un paisaje, o al contemplar el mar por primera vez constituyen toda una experiencia, y esta experiencia no es puramente racional sino que excita nuestra sensibilidad, forma parte de las experiencias que podríamos llamar vitales.


La palabra estética, viene del griego - aiscesis -, que significa sensación y se refiere a la capacidad que tenemos de percibir por los sentidos. Esta palabra sin embargo, se ha especializado en nuestro idioma para referirse exclusivamente a la captación de la belleza y la fealdad o monstruosidad. La captación de la belleza genera en nosotros amor, deseo de perfección. Por esta razón la experiencia estética se podría determinar por algunas características como:

1. La realidad que nos rodea se presenta más ligera y más fácil. A través de esa experiencia descubrimos un nuevo sentido en las cosas.

2. Altera nuestra vivencia del tiempo cuando contemplamos o sentimos un objeto bello, el tiempo pasa sin sentir

3. Nos olvidamos de nosotros y de nuestros problemas aunque sea por un momento en el que disfrutamos del valor estético.

4. El gozo estético pasa enseguida, está limitado a la sensación y al recuerdo. E incluso cuanto más intenso es el gozo, aún parece más fugaz.


No es fácil definir la belleza ni el valor estético que es la cualidad de Los objetos para producir en nosotros una experiencia estética, pero lo que sí es cierto es que el gozo estético amplía nuestro conocimiento en una perspectiva diferente a la de la ciencia, la técnica, la moral, el derecho, la política. Cambia además nuestras actitudes y comportamientos, produciendo en nosotros, una elevación del espíritu.

Platón en su diálogo del Banquete explica la elevación del espíritu cuando la persona va ascendiendo de la belleza inferior a la belleza científica, de la belleza corporal a la moral y espiritual, para llegar a la perfección que se encuentra en la contemplación de la belleza en sí. La contemplación de esta belleza absoluta deja en sombras al resto de las bellezas y bienes y otorga la felicidad plena y la inmortalidad.

“Cuando de las bellezas inferiores se ha elevado, mediante un amor bien entendido de los jóvenes, hasta la belleza perfecta, y comienza a entreverla, se llega casi al término; porque el camino recto del amor, ya se guíe por sí mismo, ya sea guiado por otro, es comenzar por las bellezas inferiores y elevarse hasta la belleza suprema, pasando, por decirlo así, por todos los grados de la escala de un solo cuerpo bello a dos, de dos a todos los demás, de los bellos cuerpos a las bellas ocupaciones, de las bellas ocupaciones a las bellas ciencias, hasta que de ciencia en ciencia se llega a la ciencia por excelencia, que no es otra que la ciencia de lo bello mismo, y se concluye por conocerla tal como es en sí. ¡Oh, mi querido Sócrates!, prosiguió la extranjera de Mantinea, si por algo tiene mérito esta vida, es por la contemplación de la belleza absoluta, y si tú llegas algún día a conseguirlo, ¿qué te parecerán, cotejado con ella, el oro y los adornos, los niños hermosos y los jóvenes bellos, cuya vista al presente te turba y te encanta hasta el punto de que tú y muchos otros, por ver sin cesar a los que amáis, por estar sin cesar con ellos, si esto fuese posible, os privaríais con gusto de comer y de beber, y pasaríais la vida tratándolos y contemplándolos de continuo? ¿Qué pensaremos de un mortal a quien fuese dado contemplar la belleza pura, simple, sin mezcla, no revestida de carne ni de colores humanos y de las demás vanidades perecederas, sino siendo la belleza divina misma? ¿Crees que sería una suerte desgraciada tener sus miradas fijas en ella y gozar de la contemplación y amistad de semejante objeto? ¿No crees, por el contrario, que este hombre, siendo el único que en este mundo percibe lo bello, mediante el órgano propio para percibirlo, podrá crear, no imágenes de virtud, puesto que no se une a imágenes, sino virtudes verdaderas, pues que es la verdad a la que se consagra? Ahora bien, sólo al que produce y alimenta [351] la verdadera virtud corresponde el ser amado por Dios; y si algún hombre debe ser inmortal, es seguramente éste”. Platón El banquete {Obras completas de Platón, por Patricio de Azcárate, tomo quinto, Madrid 1871, páginas 297-366.}

Este campo de la captación de la belleza y del valor estético que nos proporcionan las obras de arte, se aborda por la filosofía en la estética que estudia la belleza y el arte, describiendo sus características y los comportamientos correspondientes.

La reflexión filosófica intenta responder a preguntas tales como:

¿Qué hace a un cuadro, canción, escultura etc., bello, hermoso o magnífico mientras que otro es mediocre o simplemente malo?

¿Por qué debo disfrutar de este concierto, ópera, ballet, de este poema, aunque me aburra soberanamente?

¿He de apreciar una pintura u obra de arte porque tiene buena crítica y quiero que me consideren persona culta?

La captación de la belleza, ¿puede llevarme a conocer la verdad como afirmaba el gran filósofo Platón?

¿Puede ser completa la búsqueda de la felicidad sin la experiencia estética?

¿Cuál es la relación entre el amor y la belleza?

¿Podemos llamar bella a una persona que actúa bondadosamente?

¿Qué tipo de lenguaje o comunicación nos transmite la obra de arte?

¿Podemos alcanzar el mensaje del artista contemplando o admirando su obra?

¿Puede el espectador captar un mensaje más allá de la intención que tuvo el artista al crear su obra?

¿Es el gusto estético una cualidad con la que nacemos o debemos educarlo?

El campo de estudio de la estética es complicado ya que las mismas nociones de belleza y arte son difíciles de precisar, aunque constantemente hablamos de ellas.

   
 
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