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Libro de buen amor

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Revisión actual

El Libro de buen amor se compone de 1728 estrofas y tiene como hilo conductor el ficticio relato autobiográfíco del autor.

Tabla de contenidos

Transmisión y datación

El hecho de que se hayan conservado tres manuscritos principales (ninguno completo) y algunos fragmentos de menor importancia es un indicio de la difusión que tuvo la obra a lo largo de los siglos XIV y XV.

En cuanto a la fecha de redacción, varía según el manuscrito: en uno el autor afirma que lo terminó en 1330 y en otro en 1343. Ante esta divergencia, se tiende a creer que esta última fecha fue en realidad una revisión en la que Juan Ruiz añadió nuevas composiciones.

Contenido y estructura

  1. Preliminares:
    1. Oración, en la que el Arcipreste, además de implorar la ayuda de Dios y de la Virgen para sus aflicciones, rememora unos pocos milagros —tomados de la Biblia o de la tradición popular— (estrofas 1-10).
    2. Prólogo en prosa -cuya estructura es un sermón típicamente escolástico y conecta el Libro de Buen Amor con el ámbito universitario- en el que declara la intención del texto, acerca de la cual vuelve a insistir enseguida (estrofas 11-18), para enlazar con una copla en la que, además de comunicarnos su nombre y cargo, instituye a la Virgen como comienço e raíz de su obra.
    3. Siguen unos Gozos de Santa María ([1]) y ([2]) (estrofas 20-43).
    4. De nuevo, el autor insiste en el propósito del libro, lo que ilustra con el ejemplo de los griegos y los romanos (estrofas 44-70).
  2. Cuerpo de la obra. Se inicia la ficción: el protagonista, cuyo cargo eclesiástico es el de arcipreste, narrará en primera persona varios aconteceres de su vida amorosa.
    1. Una cita de Aristóteles (De Anima, libro II) le sirve de punto de partida para hacer un planteamiento del amor con una serie de elementos influidos por el averroísmo, que lo vincula a los textos teóricos sobre este tema elaborados en el entorno universitario. Así, todos los seres vivos, y más el hombre, se mueven por el instinto sexual, por lo que él no puede ser ajeno a esta inclinación (estrofas 71-76).
    2. Las tres primeras aventuras (estrofas 77-180), salpicadas con variados exempla de la tradición esópica ([3], [4]), desembocan en un resultado adverso: una indeterminada dueña, con la que entra en contacto a través de una mensajera, lo rechaza; otro intermediario, Ferrand Garçía, le quita a la panadera Cruz. Tras “probar” la verdad de la astrología y declarar su nacimiento bajo el signo de Venus —que le hace estar inclinado al amor—, intenta conquistar a una dueña ençerrada, compendio de todas las cualidades físicas y morales, que no le presta la menor atención.
    3. Triste por el mal resultado de sus primeros intentos, refiere, con un rosario de ejemplos, su soñada -el somnium era un género muy prestigioso- disputa con Don Amor (estrofas 181-574), en la que le culpa de todos los males del mundo y de ser origen de todos los pecados. Pero Don Amor, tras tacharlo de inexperto y rencoroso por sus fracasos, le comunica mediante un verdadero ars amandi los distintos medios y ardides de que ha de valerse para seducir a una mujer, le concreta el tipo que ha de preferir, le recomienda acudir a una alcahueta, y aún agrega algunos dictámenes de carácter práctico y moral.
    4. Decidido a seguir los consejos de Don Amor, el protagonista busca por sus propios medios una dama que reúna hermosura y virtud. Tras nuevas amonestaciones y consejos, esta vez a cargo de Doña Venus, mujer de Don Amor, y con la ayuda de la vieja Trotaconventos, logra relacionarse con ella. Se trata de Doña Endrina, una joven viuda a la que consigue enamorar y con la que acabará casándose. Aunque en todo el pasaje (estrofas 575-909) se mantiene la primera persona narrativa, según se avanza en la lectura nos enteramos de que el protagonista ya no es el Arcipreste, sino que ahora se llama Don Melón de la Huerta (o Don Melón Ortiz), disociación que el autor justifica alegando que ha incluido tal historia para dar un ejemplo al lector, non porque a mí vino (estrofa 909b).
    5. Sin más transición, nos habla de una apuesta dueña, a la que requiebra, de nuevo con la ayuda de Trotaconventos. Un malentendido con ésta le da pie a repasar toda la retahíla de nombres con que son conocidas estas mediadoras; nombres que no conviene usar delante de ellas para no ofenderlas. Restablecido el buen trato con la mensajera, ésta logra conquistarle a la dama requerida que, por desgracia, muere inesperadamente. Un breve diálogo con la vieja y unas reflexiones dirigidas al lector cierran el episodio (estrofas 910-949).
    6. Ante la cercanía de la primavera, y aguijoneado por el deseo de provar todas las cosas, pues el apóstol lo manda, emprende una gira por la sierra de Guadarrama (estrofas 950-1066). Allí mantendrá cuatro encuentros con sendas serranas, de aspecto salvaje y descomunal, expuestos alternativamente en forma narrativa ([5], [6], [7] y [8]) y en forma lírica ([9], [10], [11] y [12]). Con las dos primeras se ve forzado a mantener contacto sexual; de la tercera, a la que promete matrimonio, no nos cuenta cómo acaba la aventura; y, por fin, de la cuarta, la más monstruosa de todas, consigue librarse por no tener dinero o mercancías para pagarle. A continuación, acudirá como peregrino a la ermita de Santa María del Vado, a cuyo loor dirige una cantiga, a la que se añaden otras dos ([13] y [14]) sobre la pasión de Cristo.
    7. Al término de su viaje, que coincide con el inicio de la Cuaresma, recibida por las gentes con profundo disgusto, decide regresar a su tierra, donde, durante una comida con Don Jueves Lardero, recibe una carta de Doña Cuaresma, remitida a todos los arçiprestes e clérigos sin amor, en la que se ordena divulgar un cartel de desafío con Don Carnal. La misiva le suministra el motivo para narrar de forma alegórica y paródica la pelea entre Don Carnal y Doña Cuaresma. Después de distintas peripecias y del enfrentamiento directo de sus respectivos ejércitos de carnes y de verduras y pescados, Don Carnal vence y Doña Cuaresma se retira a Jerusalén. Concurriendo el triunfo de Don Carnal con la llegada de la Pascua y el esplendor de los días abrileños, se produce el recibimiento triunfal de Don Amor, acompañado de Don Carnal [15] y [16]. Clérigos de todas las órdenes, seglares de todas las clases sociales, y el propio Arcipreste, quien le ofrece su casa como hospedaje, se disputan la compañía de Don Amor, el cual prefiere plantar su tienda, adornada con una alegoría de los doce meses del año (1), en un prado de la villa. Al día siguiente, y después de poner al corriente al protagonista de sus correrías por España, don Amor abandona el lugar (estrofas 1067-1314).
    8. Una semana más tarde, el Arcipreste, deseoso de nuevas aventuras amorosas, acude a Trotaconventos para que le ayude a conquistar a una joven viuda, que lo rehúsa (estrofas 1315-1320). Lejos de desanimarse, se prenda, el día de San Marcos, de una dueña fermosa (...), muy devota a quien divisa en la iglesia, pero tampoco logra sus pretensiones (estrofas 1321-1331). Por consejo de la alcahueta, decide enamorar a una monja, doña Garoza, contra la que se estrellan todas las artimañas de la vieja, ya que —a pesar de entrevistarse con el galán— el trato quedará reducido a un limpio amor, pronto truncado por la muerte. En este pasaje se incluye el famoso retrato del Arcipreste (estrofas 1332-1507). Como ni siquiera consigue dialogar con una mora, que despide a la vieja con cajas destempladas (estrofas 1508-1512), sólo le queda el consuelo de componer unos cantares (estrofas 1513-1517). A su profunda angustia se le une la que le depara la repentina muerte de Trotaconventos, que provoca un planto paródico y un epitafio (estrofas 1518-1578). Tras el fallecimiento de la intermediaria, hace una reflexión moral sobre los siete pecados capitales y los tres enemigos del alma —mundo, demonio y carne—, así como las armas que debe usar el cristiano para combatirlas (estrofas 1579-1605). Puesto que quiere poner punto final al sermón que se alarga, enuncia la importancia de la brevedad, idea que, aplicada irónicamente a las mujeres, le permite presentar una deliciosa enumeración de las propiedades que las dueñas chicas an (estrofas 1606-1617). Pero ni la desaparición de Trotaconventos ni el temor de ofender a Dios son obstáculos para interrumpir los proyectos eróticos del protagonista, quien, renovada la primavera, tienta fortuna, una vez más, por medio de don Furón, un apostado doncel que tiene todos los defectos posibles y que le espanta la pieza (estrofas 1618-1625).
  3. Epílogo:
    1. De modo imprevisto, el relato amoroso se corta, y el autor, a manera de epílogo, añade unos versos en los que, con consideraciones similares a las contenidas en el prólogo en prosa, remacha el sentido que se le ha de dar al libro, lo data y lo entrega al público para que lo lea o escuche, y si bien trovar sopiere, / puede más y añedir et enmendar si quisiere. Su deseo es que se difunda lo más posible: ande de mano en mano a quienquier quel’ pidiere (estrofas 1626-1634).
    2. El Libro de Buen Amor está acabado; sin embargo, cierra el manuscrito -que no la obra- una serie de poemas (estrofas 1635-1728), de contenido religioso y profano, entre los que se inserta la Cantiga de los clérigos de Talavera —adaptación de un texto latino más antiguo, la Consultatio sacerdotorum—, en la cual los clérigos de esa villa se quejan de su obispo, que les ha ordenado abandonar sus concubinas.

Fuentes

Estamos ante un texto cuyo fundamento ideológico principal es de cariz universitario, cuyos medios expresivos son propios de una poética elitista y cuyos contenidos proceden de todos los ámbitos de la lectura o del espectáculo literario medieval:

  1. Religioso: la Biblia, especialmente el Libro de los Salmos, así como los sermonarios y los tratados morales de la Iglesia.
  2. Clásico: son numerosas, pero destaca el Ars Amandi del poeta latino Ovidio, que deja su influencia, más que en detalles concretos, en analogías de conjunto.
  3. Literatura latina medieval:
    1. Especialmente importante es la comedia elegíaca (Pamphilus, De Vetula, De nuntio sagaci, etc.)
    2. El tratado didáctico-amoroso De Amore, de Andrés el Capellán, del que toma, entre otros, los conceptos de amor purus (amor a Dios o amor honesto a la mujer, que hace bueno y glorifica al amante, según los cánones del amor cortés) y amor mixtus (o amor carnal y pecaminoso). Estos conceptos están en la base de lo que Juan Ruíz llama en su libro, respectivamente buen amor y loco amor.
    3. El espíritu goliárdico, presente en numerosas composiciones satíricas: la cantiga de Crus crusada, la parodia de las Horas canónicas (estrofas 374-387), el Enxiemplo de la propiedat qu’el dinero ha o la Cantiga de los Clérigos de Talavera.
  4. Colecciones de fábulas y ejemplos: se sirve de las numerosísimas recopilaciones de cuentos y fábulas que circularon durante la Edad Media, tanto de escritores griegos (utilizó seguramente algún Isopete), como de la tradición europea (Romulus, de Walter el Inglés), y de las colecciones de origen oriental y árabe (Calila y Dimna).
  5. Literatura europea en lengua romance:
    1. Debió conocer alguna versión del Fabliau de la Bataille de Caresme et Carnage, poema anónimo francés del siglo XIII, cuya trama y tema adapta en el episodio de la Pelea de Don Carnal y Doña Cuaresma,
    2. así como romances de temas caballerescos (Tristán y los de Blancaflor y Flores).
    3. El Libro de Alexandre.
  6. Literatura semítica:
    1. Para el musulmán no existía el pecado original, y esa “ausencia de culpa” permitía que no se estableciera una escisión entre el goce de los placeres sensuales y el ascetismo más rígido, que en la moral cristiana son incompatibles. Esta contradicción la resuelve el Arcipreste mediante el humor, que le permite la transición entre una y otra actitud.
    2. La alternancia entre partes narrativas y líricas, con el uso de la poesía para metaforizar o ejemplificar lo antes tratado en forma narrativa, era un procedimiento típico de los autores árabes. En el libro del Arcipreste se manifiesta por la continua alternancia entre las partes narrativas en cuaderna vía con las partes líricas en versos de arte menor, que ilustran lo tratado con anterioridad.
    3. El collar de la paloma, libro de Ibn Hazm de Córdoba.

Métrica

Juan Ruíz es un poeta que domina tanto los recursos cultos como los juglarescos. Se muestra orgulloso de su obra y es, quizá, el primer poeta castellano consciente de su individual personalidad humana y artística. Su libro, como ya dijera Ramón Menéndez Pidal, puede ser considerado como un cancionero personal en el que el autor ha ido recogiendo muestras de todo tipo de composiciones. Según el género de que se trate, se utiliza la estrofa habitual del Mester de Clerecía o se acudirá a otras estrofas en arte menor:

  1. Partes narrativas: La cuaderna es utilizada a lo largo de casi todo el libro, siguiendo la tradición establecida. Sin embargo, en algunos pasajes emplea el verso de dieciséis sílabas [8 + 8] en lugar del alejandrino [7 + 7] de origen francés, adaptándose de esta forma al ritmo del octosílabo castellano.
  2. Partes líricas: Son muy diversas las composiciones estróficas de arte menor, muchas veces polimétricas. Como muestra, sirvan estos dos ejemplos:
    1. zéjel: un estribillo de versos tetrasílabos monorrimos y estrofas en octosílabos cuyo último verso rima con el estribillo: 4a 4a 4a 4a / 8b 8b 8b 8a / 8c 8c 8c 8a...
    2. sextina de pie quebrado: 8a 8a 4b / 8a 8a 4b...



Nota

(1) Este tipo de écfrasis es frecuente en la épica y el roman. Para otro ejemplo hispánico, véase el Libro de Alexandre.

Enlaces externos

  1. Libro de Buen Amor.
  2. Bibliografía del Libro de Buen Amor.
  3. AA. VV. El Arcipreste de Hita y el Libro de Buen Amor (espacio que recoge las conferencias, ponencias y comunicaciones presentadas en el congreso dedicado al Arcipreste de Hita y su obra que se celebró en Alcalá la Real (Jaén, España) en mayo de 2002.)
  4. Gastón Celaya. El LBA: El arte del didactismo y la defensa.
  5. Dulce María García. La hermenéutica de la moral y la moral de la hermenéutica en el “Libro de Buen Amor”.
  6. José Luis Girón. Enunciación y estilo épico en el Libro de Buen Amor: Algunos aspectos de la polifonía textual.
  7. Erwin Haverbeck. Análisis del LBA.
  8. Jacques Joset. Un omne grande, fermoso, mesurado, a mí vino (Libro de buen amor, 181c).
  9. María Morrás. Notas para el estudio de las imágenes en el Libro de Buen Amor.
  10. Waleed Saleh Alkhalifa. Impronta árabe en el LBA.
  11. Nicasio Salvador Miguel. Una obra reciente sobre medicina y dulcería en el Libro de buen amor.
  12. Hugo N. Santander. La Sensualidad del LBA.


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