Poema de Mío Cid
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==Estructura y argumento== | ==Estructura y argumento== | ||
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# Fórmulas exclamativas. Por ejemplo ¡Dios + que + adjetivo! | # Fórmulas exclamativas. Por ejemplo ¡Dios + que + adjetivo! | ||
# Binomios inclusivos: por ejemplo, ''hombres e mugieres'' por "todo el mundo". | # Binomios inclusivos: por ejemplo, ''hombres e mugieres'' por "todo el mundo". | ||
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Revisión de 08:12 31 mar 2010
Tabla de contenidos |
Estructura y argumento
El Poema se divide en tres partes o cantares : cantar del Destierro, Cantar de las bodas y Cantar de la afrenta de Corpes
===Cantar del Destierro (vv. 1–1.086)===
El poema se inicia con el destierro del Cid, primer motivo de deshonra, tras haber sido acusado de robo. Este deshonor supone también el ser desposeído de sus heredades o posesiones en Vivar y privado de la patria potestad de su familia.
El Cid sale de Vivar y llega a Burgos, donde nadie se atreve a darle asilo por temor a las represalias del rey. Allí se aprovecha de la avaricia de unos judíos. Seguidamente se dirige al monasterio de San Pedro de Cardeña para despedirse de su esposa, doña Jimena, y de sus dos hijas, a las que deja confiadas al abad de dicho monasterio. Entra luego en tierra de moros, a los que vence en varias ocasiones, recogiendo un rico botín del que envía parte al rey. Continúa sus correrías y derrota y prende al conde Barcelona, liberándole poco después.
Cantar de las Bodas (vv. 1.087–2.277)
Refiere fundamentalmente la conquista de Valencia. El Cid vence al rey moro de Sevilla y envía un nuevo presente al rey Alfonso VI, lo que permite el reencuentro del Cid con su familia. Poco después la ciudad es sitiada por el rey de Marruecos; el Cid le derrota y envía un tercer presente al rey Alfonso. Los infantes de Carrión solicitan al monarca de Castilla las hijas del Cid en matrimonio, quien interviene para lograr el consentimiento del padre y lo perdona solemnemente. Con los preparativos de la boda termina el segundo cantar.
Cantar de la afrenta de Corpes (vv. 2.278–3.730)
Los infantes de Carrión quedan en ridículo ante los cortesanos del Cid por su cobardía en el campo de batalla y por el pánico que demuestran a la vista de un león escapado. Deciden entonces vengar las burlas de que han sido objeto. Para ello parten de Valencia con sus mujeres y, al llegar al robledal de Corpes, las abandonan, después de azotarlas. El Cid pide justicia al rey. Convocadas las cortes en Toledo, los guerreros del Campeador desafían y vencen a los infantes, que son declarados traidores. El Poema termina con las nuevas bodas de las hijas del Cid, doña Elvira y doña Sol, con los infantes de Navarra y Aragón.
Edmund de Chasca describe la trama como una serie de dientes de sierra en la que a cada caída de la honra del protagonista (el destierro y la afrenta de Corpes), sigue una exaltación aún mayor (perdón del rey y bodas reparatorias).
Personajes
Rodrigo Díaz de Vivar
Se retrata como un personaje muy humano, pues se recalca su condición de padre y esposo. Se le atribuye una serie de características que lo marcan como héroe: es fiel (buen vasallo); es mesurado, no pasional; tiene sapientia, que no es sinónimo de cultura, sino de saber obrar con sentido común y según se espera de él; posee fortitudo (valentía) y es, después de vencedor, ponderado con el enemigo.
La familia
Juega un papel secundario y es pertinente para resaltar al buen padre y al buen esposo. Doña Jimena, Doña Elvira y Doña Sol cumplen el tópico medieval de mujeres sumisas, al servicio del héroe y sin personalidad. Tiene tres hijos: Sol, Elvira y Diego.
Los vasallos del Cid
- La mayoría son de criazón, es decir, criados con él.
- Los de soldada, es decir, pagados, se dividen a su vez en peones, que iban a pie; villanos, que no son caballeros, pero tienen caballo y espada, y otros caballeros que no son de criazón y que forman una minoría.
Lo que sí es cierto es que todos son dignos de su señor porque la bondad del señorío, según el tópico medieval, es comunicable.
Minaya Alvar Fañez; Martin Antolinez; Pedro Bermudez; Nuño Gustioz; Martin Muñoz; Alvar Salvadorez; Alvar Alvaroz; Galindo Garciaz; Felez Muñoz.
Los cristianos-enemigos
Son García Ordóñez y los Infantes de Carrión. Pertenecen a la alta nobleza e invierten todas las cualidades del Cid.
El rey
Alfonso VI está por encima de todos: nunca es criticado y representa la ira regia.
Los árabes
Aparecen como dignos enemigos y en algunas ocasiones como aliados.
Métrica
El poema, tal y como se nos ha conservado, se compone de 3733 versos anisosilábicos (la medida oscila entre las 10 y las 20 sílabas) con rima asonante. Están divididos en hemistiquios de entre cuatro y trece sílabas (aunque predominan los de siete).
Los versos se agrupan en tiradas épicas de extensión variable, que pueden unirse mediante versos de encadenamiento (se inicia una tirada con el mismo verso que acabó la anterior).
Rasgos estilísticos
Son los propios de oralidad épica:
- Fórmulas: grupo de palabras repetidas en las mismas condiciones métricas y que expresan una misma idea esencial, como los epítetos épicos: el que en buen ora nasció.
- Visualización de las escenas de emocionantes mediante expresiones señaladoras (deícticas).
- Se usa con cierta frecuencia el pleonasmo (llorando de los ojos) que intensifica la expresión emotiva.
- Temas: lugares comunes como, por ejemplo, la descripción de una batalla.
- Motivos: partes de un tema frecuente repetidos: el correr de la sangre.
- Fórmulas fáticas: expresiones para atraer la atención del público (oíd, viéredes,...); en estos casos el autor se introduce en la obra haciendo sus propios comentarios.
- Fórmulas exclamativas. Por ejemplo ¡Dios + que + adjetivo!
- Binomios inclusivos: por ejemplo, hombres e mugieres por "todo el mundo".