Libro del conde Lucanor
De Wikillerato
Revisión de 20:34 16 dic 2006
Es probable que Don Juan Manuel vertiera en el Libro del conde Lucanor buena parte de las tensiones que padeció durante su periodo compositivo, pero no para recrearse en esa circunstancia biográfica, sino para justificarla y superarla.
La obra, que contiene dos tratados (Libro de los exemplos y Libro de los proverbios), posee tres estructuras:
- La general de la obra, que transmite el pensamiento religioso de su autor;
- la de cada libro. En ella vuelca el infante sus preocupaciones sociales, filosóficas y religiosas y,
- en el primero de los tratados, la de cada exemplo.
El hecho de que tres de los cinco manuscritos conservados de esta obra no contengan el Libro de los proverbios puede indicar que el Conde Lucanor tuvo dos estadios compositivos:
- La colección de cincuenta ejemplos (el último se añadió con posterioridad).
- La obra tal como la conocemos.
El Libro del conde Lucanor encubre un manual centrado en la figura del consejero y en el valor que los consejos deben tener por sí mismos. Por ello, es una obra más sobre Patronio que sobre el propio conde. Este interés por el consejero puede entenderse si no olvidamos que privados enemigos suyos le impidieron ocupar junto al joven rey el cargo de tutor al que se creía -por su linaje y sus conocimientos- destinado.
En el Libro de los exemplos, éstos presentan un orden coherente puesto que describen un proceso evolutivo: Patronio pasará de ocuparse de problemas concretos a asuntos de compleja ambigüedad por su carácter filosófico y religioso. Su estructura es la siguiente:
Exemplos 1-10: análisis de la figura del privado.
Exemplos 11-20: relaciones entre consejero y aconsejado.
Exemplos 21-39: asunción de las funciones de Patronio por parte del conde Lucanor.
Exemplos 40-50: los aspectos de la existencia individual concreta irán siendo sustituidos por consideraciones de carácter principalmente espiritual.
Exemplo 51: su carácter es ambiguo ya que no aparece en todos los manuscritos. Posiblemente se escribiera con posterioridad al resto del tratado con la finalidad de dotarlo de un epílogo. Quizás debiera entenderse como una amonestación al monarca castellano, con quien Don Juan Manuel tuvo tantos conflictos.
Aunque el módulo expositivo de estos ejemplos procede del cuento prealfonsino, está claro que la cohesión de los elementos implicados en el juego narrativo los hace superiores a las manifestaciones anteriores del mismo género. Otros dos rasgos lo singularizan de las demás colecciones de exempla: una tendencia generalizadora y el que el autor aparezca como uno más de los personajes (algo parecido ocurre en el Libro de los estados, puesto que Julio dice ser amigo suyo y cuenta anécdotas del infante).
Las fuentes generales son la literatura castellana anterior a él, los relatos de origen evangélico, la literatura árabe e, incluso, la historia personal.
En el Libro de los proverbios, el infante tratará la misma materia que en el Libro de los exemplos, aunque de forma más oscura. Es probable que sus complicadas sentencias busquen en el destinatario una disciplina mental que vaya enriqueciendo su naturaleza intelectiva. Para Orduna esta oscuridad no proviene de las tradiciones europeas (retóricas, trovadores), sino de los libros sapienciales de origen oriental. Para Deyermond, este nuevo estilo -tan diferente al de los ejemplos- pudiera reflejar la conciencia manuelina de que cada género tiene su lenguaje apropiado y el deseo del autor de dirigirse a un público distinto. Por otra parte, ha señalado que la oscuridad de los proverbios no es siempre del mismo tipo: en la primera parte, hay dificultad más que oscuridad estilística; la elipsis -rasgo que parece de origen oriental- se intensifica en la segunda parte; en la tercera no se trata de dificultad, sino de oscuridad casi mecánica por medio del abuso del hipérbaton.
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