Ejercicios:Un tazón de caldo (1)
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+ | == Referencias == | ||
+ | # Historia tomada de la Revista del colectivo ''No violencia y educación'' , n° 10. Madrid 1993. |
Revisión de 08:36 15 jul 2011
(Historia verdadera ocurrida en un restaurante autoservicio de Suiza).
«Una señora toma un tazón y le pide al camarero que se lo llene de caldo. A continuación se sienta en una de las muchas mesas del local. Pero, apenas sentada se da cuenta que se ha olvidado el pan. Se levanta. Se dirige a coger un bollo para tomarlo con el caldo y vuelve a su sitio. ¡Sorpresa! Delante del tazón de caldo se encuentra, sin inmutarse, un hombre de color; un negro que está comiendo tranquilamente.
(Pausa)
"¡Esto es el colmo —piensa la señora— pero no me dejaré robar!". Dicho y hecho. Se sienta al lado del negro. Parte el bollo en pedazos. Los mete en el tazón que está delante del negro y coloca la cuchara en el recipiente.
El negro, complaciente, sonríe: Toman una cucharada cada uno hasta terminar la sopa. Todo ello en silencio.
(Pausa)
Terminada la sopa, el hombre de color se levanta, se acerca a la barra y vuelve poco después con un abundante plato de spaghetti y... dos tenedores. Comen los dos del mismo plato, en silencio, turnándose. Al terminar se van.
— ¡Hasta la vista! —saluda la mujer.
— ¡Hasta la vista! —responde el hombre, reflejando una sonrisa en sus ojos.
Parece satisfecho por haber realizado una buena acción. Se aleja. La mujer le sigue con la mirada. Una vez vencido su asombro busca con su mano el bolso que había dejado colgado en el respaldo de la silla. Pero ¡sorpresa! El bolso ha desaparecido. Entonces... aquel negro...
(Pausa)
Iba a gritar "¡al ladrón!", cuando ojeando a sus alrededores ve su bolso colgado de una silla dos mesas más atrás de donde ella estaba, y sobre la mesa una bandeja con u un tazón de caldo ya frío. Inmediatamente se da cuenta de lo sucedido. No ha sido el africano el que ha comido de su sopa. Ha sido ella quién , equivocándose de mesa, como una gran señora ha comido a costa del africano. »
Al final de la lectura se debe hacer una descripción de los prejuicios que expresa la conducta de la señora, y los principios morales que refleja la conducta del señor. La finalidad de este ejercicio es indagar sobre los propios prejuicios, y, avanzando en la historia descubrir cómo enturbian nuestras acciones morales.
Referencias
- Historia tomada de la Revista del colectivo No violencia y educación , n° 10. Madrid 1993.