Los presocráticos
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Introducción
Suele afirmarse con frecuencia que el origen de la ciencia y de la filosofía está en la admiración (to zaumasein), así lo afirmaron Platón y Aristóteles. Es una experiencia que impulsa a quien la siente, a buscar las causas del suceso que admira. Ante el enigma de por qué por ejemplo el cielo es azul, se podrían dar estas dos explicaciones:
La escuela pitagórica
Se forma en una importante colonia griega situada en el sur de Italia, que se llamó la Magna Grecia, y se desarrolla en el siglo VI antes de Cristo, aunque su influencia se deja sentir hasta nuestros días.
Según Zeller, el gran historiador alemán de la filosofía griega, la escuela pitagórica y sus tesis principales son obra de la colectividad, siendo muy difícil hablar en forma personal. No obstante la figura de Pitágoras como fundador de la escuela, tuvo un prestigio enorme. Precisamente se le atribuye el nombre de Filosofía, ya que cuando le preguntaron si era sabio (sofós), contestó, que no era sabio sino filósofo, es decir que amaba y deseaba ser sabio. La filosofía es pues el amor y el deseo de la sabiduría. El filósofo es crítico y consciente de sus límites.
Para los pitagóricos, el arjé es el número, afirmación que se puede interpretar de diversas formas:
Escuela de Elea
Fue fundada por Jenófanes de Colofón, siendo el filósofo más importante Parménides (530 – 460), que escribió un tratado filosófico en verso sobre la naturaleza Peri fiseos.
Es la suya una de las concepciones filosóficas más profundas, cuya influencia llega hasta nuestros días.
Muestra una oposición radical entre el conocimiento sensible y el racional. Los sentidos no son fiables, sino engañosos, sólo nos conducen a la opinión (dóxa), pero no a la certeza. Es un camino que tiene por objeto las cosas cambiantes y perecederas, por lo que tal conocimiento también es perecedero.
El conocimiento racional, es el único camino para llegar a la verdad (alezeia). La multiplicidad de seres no es más que una vana apariencia de nuestros sentidos, ya que la multiplicidad y el cambio implican que el ser no sea y el no – ser sea. Por ejemplo un tronco de árbol en combustión, se transforma en ceniza: lo que implica que el ser árbol, se haga no – ser árbol, y que el no – ser ceniza, se haga ser ceniza.
La vía de la verdad, del conocimiento racional nos dice que el ser es y es imposible que no sea, y que el no ser no es y es imposible que sea. Estas son las ideas obtenidas de un importante fragmento de su obra: …”Sólo hay dos caminos, uno que el ser es y es imposible que no sea, es el camino de la razón que nos lleva a la verdad, el otro que el ser no es y es necesario que no sea; y esto te digo, es un sendero en el cual nadie puede persuadirse de nada”.
Por debajo del flujo real fenoménico que nos ofrecen los sentidos, por debajo de la multiplicidad de los seres, hay que afirmar la presencia de un Ser eterno, inmóvil y uno.
Parménides representa el monismo estático del ser. El ser es uno, imperecedero, continuo, indivisible, homogéneo, inmóvil y esférico.
Además de Parménides hay otros dos pensadores en esta escuela, Meliso y Zenón, que enunció las famosas aporías, razonamientos que ponían de manifiesto la imposibilidad racional del movimiento, el velocísimo Aquiles no alcanza al animal más lento, la tortuga.
Heráclito de Éfeso (536 – 470)
En primer lugar sostiene que hay una oposición radical entre el conocimiento sensible y el racional: "Malos son los ojos y los oídos de quien tiene alma de bárbaro”. El único conocimiento que lleva a la verdad es el de la razón.
En segundo lugar, los sentidos nos dicen que en el Universo hay cosas estables, sin embargo bajo la aparente inmutabilidad subyace lo verdaderamente real, una naturaleza siempre cambiante, como un río en el que nunca nos bañan las mismas aguas, panta rei, todo fluye.
Esta naturaleza cambiante procede de un fuego en el que todo surge y al que todo vuelve. La vía descendente: fuego, aire, agua, tierra. La vía ascendente: tierra, agua, aire, fuego.
Este proceso está regulado por el Logos, la razón universal, gracias a ella el universo es un cosmos y no un caos. El logos es la ley inmutable que regula todo cambio.
El motor del cambio incesante es la oposición de contrarios, discordia y paz….”De las cualidades contrarias nace la guerra y de la guerra nacen todas las cosas. La guerra es el padre de todas las cosas, y por ello la guerra es el rey de todas las cosas”.
Parménides y Heráclito representan el tercer grado de abstracción o abstracción metafísica.
Los Pluralistas
Intentaron superar el problema del movimiento y la unidad del ser de Parménides, abandonando el monismo y admitiendo una pluralidad de arjés o primeros principios que permitieran su explicación.
Empédocles de Agrigento (490 – 435). Escribió una obra Peri fiseos, donde explica que el arjé o materia primordial es múltiple: agua, aire, tierra y fuego. Estos cuatro arjés son las raíces de todas las cosas. Aristóteles los llamó elementos, nombre que ha prosperado. Estos elementos se ponen en movimiento gracias a dos fuerzas, amor y odio; el amor tiende a unir los elementos, el odio a separarlos; se trata de la primera aproximación a la distinción actual entre materia y energía.
Anaxágoras de Clazoméne (500 – 429). En su obra Peri físeos, el arjé son los spérmata, las semillas, partículas elementales, inalterables, invisibles y cualitativamente heterogéneas a las que Aristóteles llamó homeomerías. Estas homeomerías están en todas las cosas y seres naturales mezclándose entre sí. Por ejemplo, en la digestión asimilamos sustancias distintas: pan, carne etc. En el alimento hay homeomerías que estaban agregadas, y en este proceso se separan, las de la sangre van a la sangre, las del pelo al pelo etc. Si sustituimos las homeomerías por: glúcidos, lípidos, proteínas e hidratos de carbono, nos encontraremos en la explicación actual.
Todo el proceso está impulsado por la Inteligencia o Nús, fuerza motriz universal que impulsa a la primitiva masa caótica de homeomerías que constituyen los seres naturales. Este impulso se mantiene de forma mecánica.
Demócrito de Abdera (472 – 370). Escribió una obra titulada Pequeña estructura del Universo, en la que el arjé es una pluralidad de pequeñas partículas en número elevadísimo, indestructibles, cualitativamente idénticas (a diferencia de las homeomerías de Anaxágoras), inalterables e indivisibles, a las que llamó átomos.
Los átomos son de distinto tamaño y de distinta forma. (En la actualidad se dice que el átomo de uranio es mayor que el de hidrógeno, y la estructura del átomo de polonio es diferente de la del helio). Los átomos se encuentran en el vacío y están dotados de un movimiento natural rectilíneo, al chocar entre sí, se forman remolinos que producen uniones de átomos, así explica la formación de los seres naturales, cuando los átomos se separan se produce su destrucción.
También es muy curiosa su explicación sobre la multiplicidad y diversidad de los seres naturales:
El movimiento sofista
Lo integran un conjunto de pensadores que tuvieron unos intereses filosóficos comunes en torno al ser humano y su vida social y política. Su actividad se desarrolla entre los siglos V y IV antes de Cristo, en el proceso de transformación democrática de Atenas. Los sofistas - hoy los llamaríamos expertos - se presentan como inconformistas y revolucionarios, son profesores capaces de enseñar a los ciudadanos a discutir con energía y precisión, a saber convencer en la asamblea, en una palabra, educar ciudadanos para la democracia.
La palabra sofista es un superlativo del adjetivo sofós, designa al más sabio o entendido. Posteriormente tuvo un sentido peyorativo debido a las críticas de Sócrates, Platón y Aristóteles; sin embargo la filosofía actual ha concedido a estos pensadores, una gran importancia para el humanismo griego.
No constituyeron una escuela filosófica aunque tuvieron unas características comunes:
- Fueron los primeros humanistas, el ser humano es el tema fundamental de su investigación, frente a las preocupaciones cosmológicas de los filósofos anteriores. En consecuencia fueron los creadores de la Educación y de la Pedagogía.
- También les caracterizó la actitud escéptica, afirmando la duda como la postura más racional posible. Otros sofistas afirmaron el relativismo, lo verdadero o lo falso dependen de diversos factores como el carácter personal o la cultura.
Entre todos, destacamos a Protágoras y Gorgias.
Protágoras de Abdera (486 – 411). Sus obras principales son Sobre la verdad y Sobre los dioses. Su afirmación fundamental se conoce como la teoría del homo – mensura, el hombre es la medida de todas las cosas, de las que son en cuanto que son y de las que no son en cuanto que no son.
Las interpretaciones dadas a lo largo de la historia de la filosofía son tres, en función de los significados que se den a la palabra hombre.
1. Entender al hombre como ser individual, relativismo individualista o subjetivismo, cada persona tiene su opinión y su verdad, todas las opiniones son, pues, respetables.
2. Entender al hombre como la sociedad o cultura en la que vive, relativismo sociológico o histórico, cada polis tiene su verdad, su moral y sus leyes, lo que es bueno o verdadero para una comunidad no lo es necesariamente para otra.
3. Entender al hombre como especie, relativismo trascendental, la verdad es relativa al ser humano con independencia de los factores individuales, sociales o históricos.
La primera interpretación fue criticada por Platón en varios diálogos, especialmente en el Teeteto, la tercera es la propia de Manuel Kant, filósofo alemán del siglo XVIII. La segunda aparece en muchos otros pensadores de diversas épocas.
Otras aportaciones de este movimiento son:
- La tesis antilógica, que consiste en defender con la misma fuerza argumental dos tesis opuestas. Esta afirmación es una consecuencia del relativismo.
- El agnosticismo teológico existencial. Protágoras afirma que nada podemos saber acerca de la existencia de los dioses por la dificultad del tema y la brevedad de la vida.
- En cuanto al origen de la sociedad, enuncia la doctrina del pacto social; la sociedad es producto de un acuerdo al que llegan los hombres; de un primitivo estadio de dispersión y aislamiento, los seres humanos pasaron a vivir en sociedad para solucionar sus necesidades. La sociedad tiene un fin utilitario.
- La pedagogía de Protágoras se deriva de la teoría del homo – mensura y del pacto social. La educación debe cambiar a los hombres de antisociales en sociales, adaptándoles a una vida justa, es pues una metanoia, una radical transformación.
Gorgias de Leontini (484 – 376). Sus obras principales Sobre el no ser o la naturaleza, El elogio de Helena y la defensa de Palamedes, reflejan el más claro exponente del escepticismo, expresado en sus tres famosas frases:
1. Nada existe. 2. Si algo existiera, sería incognoscible. 3. Si algo existiera y fuera cognoscible, sería incomunicable.
También han sido diversas las interpretaciones de estas frases:
- Para algunos estudiosos representan un puro ejercicio retórico destinado a expresar su habilidad con la palabra.
- Para otros, como el romano Sexto Empírico, representan la expresión del escepticismo nihilista radical, derivado del eterno fluir de Heráclito.
- También se ha interpretado como un relativismo psicológico, ya que el conocimiento que tenemos de las cosas no es un fiel reflejo de las mismas, sino una síntesis de unos datos externos que proceden de la sensación, más las estructuras propias del sujeto.
- En cuanto a la tercera frase, surge la siguiente reflexión: El instrumento de comunicación es la palabra, que es muy distinta de lo real (en el supuesto de que exista algo y sea conocido). Lo que podemos comunicar a los otros son palabras y nada más que palabras; instrumentos inadecuados tanto para el emisor como para el receptor. Para el comunicante, la palabra no es apta ni suficiente para expresar sus estados de conciencia, para el receptor, tampoco ya que la palabra, al ser recibida no puede reproducir los mismos sentimientos del comunicante debido a la diversa multiplicidad de los individuos humanos.
Gorgias fue muy conocido en su época, por sus teorías morales sobre la virtud, según nos cuenta Platón en el diálogo Menón. Sus afirmaciones básicas son:
- La moral no es una ciencia y no puede ser enseñada; la actitud y conducta moral es un regalo o don de la naturaleza, un sentido innato natural que permite a los hombres que lo poseen discernir en cada caso lo que es moral de lo inmoral.
- En consecuencia no se pueden formular leyes morales de validez universal. La moral supone la atomización de casos concretos y diferentes situaciones que nos ofrece la vida. Gorgias defiende la moral de situación, o moral del kairós.
- Finalmente, es imposible enseñar la moral, sólo puede enseñarse la ciencia o el arte, es decir lo que se puede establecer en fórmulas o leyes generales.