Restauración Europea
De Wikillerato
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Tras la derrota de Napoleón en Waterloo (1815) comenzó una nueva etapa histórica llamada la Restauración. Los monarcas absolutos fueron restaurados en sus tronos y los estados vencedores —Austria, Rusia, Prusia e Inglaterra— se apresuraron a organizar Europa de forma opuesta al sistema napoleónico. La Restauración se basó en tres hechos principales:
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El nuevo status territorial
El mapa europeo fue remodelado en el Congreso de Viena (1815), donde se reunieron la mayor parte de los representantes europeos a propuesta del canciller austriaco Metternich, alma del Congreso. Sus fines fueron aumentar el poder de los cuatro grandes estados vencedores de Napoleón y prevenir cualquier intento revolucionario y expansionista francés.
Sus resoluciones más importantes fueron:
- Austria, la gran potencia centroeuropea, obtuvo la hegemonía en Italia al recibir Lombardía y Venecia, con Istria y la costa dálmata, y conseguir la entronización de los Habsburgo en Parma, Módena y Toscana. Tuvo que renunciar a Bélgica, Posnania y la región de Thorn.
- Rusia, representada por el zar Alejandro I y su ministro Nesselrode, se convirtió en gran potencia al obtener la mayor parte de Polonia y conservar Finlandia y Besarabia.
- Prusia, representada por el ministro Hardenberg, adquirió el norte de Sajonia, parte de la Pomerania sueca, Posnania, la región de Thorn, Westfalia y la mayor parte de Renania.
- Gran Bretaña, la gran potencia occidental, estuvo representada por el ministro Castlereag. Se incorporó el reino de Hannover y consiguió territorios de gran valor estratégico: islas Heligoland (Mar del Norte), Malta y las islas Jónicas (Mediterráneo), Trinidad, Tobago y Santa Lucía (Antillas), El Cabo, isla Mauricio y Ceilán en la ruta de las Indias, con todos los cuales tenía el control de las rutas marítimas.
- Francia, la nación derrotada, que contaba con una nueva monarquía borbónica restaurada en la persona de Luis XVIII, consiguió figurar en el Congreso de Viena como gran potencia gracias a la labor diplomática extraordinaria de su ministro Talleyrand. Volvió a las fronteras que tenía antes de 1792 y se la rodeó de Estados-tapones: el nuevo reino de los Países Bajos (Bélgica, Holanda y Luxemburgo), Prusia engrandecida, Suiza (que recibe garantías con la declaración de neutralidad perpetua) y el reino de Cerdeña-Piamonte, que incorpora Saboya y Niza.
- Suecia se anexionó Noruega y Groenlandia.
- Alemania, a pesar del interés de los patriotas por conseguir la unidad nacional, se mantuvo dividida. Se creó la Confederación Germánica , formada por treinta y nueve estados que contaban con una Dieta y un ejército común. Estaba dominada por Austria y resultó bastante ineficaz.
- Italia también se mantuvo dividida: reino de Piamonte-Cerdeña, los Estados Pontificios, reino de Nápoles, reino Lombardo-véneto (en manos de Austria) y pequeños ducados vasallos (Parma, Módena y Toscana).
Estas decisiones significaron la hegemonía continental de Austria y la marítima de Gran Bretaña. Pero el nuevo mapa de Europa tenía errores. El Congreso de Viena sacrificó a los países débiles y menospreció las aspiraciones nacionales de algunos pueblos, dando primacía a los Estado dinásticos. De ahí la temporalidad de los acuerdos y el descontento permanente en Italia, Alemania, Polonia…
La vuelta al Antiguo Régimen
En la Restauración se intentó retornar al Antiguo Régimen y acabar con las ideas liberales generadas en la Revolución Francesa. La Restauración se basaba en los siguientes principios teóricos:
- Legitimidad: el gobierno de los Estados correspondía a las dinastías tradicionales cuyo poder, de origen divino, no podía ser frenado por una constitución.
- Responsabilidad: las relaciones internacionales debían estar dirigidas por las cuatro grandes potencias en conjunto.
- Equilibrio: entre las cuatro grandes potencias.
- Intervención: derecho de las grandes potencias a intervenir en los asuntos internos de otros países frente a cualquier amenaza liberal o nacionalista. Un ejemplo es el de los Cien Mil Hijos de San Luis interviniendo en España en 1823 para restaurar el absolutismo de Fernando VII acabando con el Trienio Liberal.
Pensadores destacados de la Restauración fueron De Bonald y Josep de Maistre. En este periodo se restableció el absolutismo y se volvió a la preponderancia de la aristocracia, que mantenía su enorme poder económico y social. La burguesía permanecía callada en general, ya que la paz y el orden convenían a sus negocios. Los campesinos y obreros, en su miseria, no constituían un peligro. El clero jugaba un papel fundamental de apoyo a la Restauración y contra las ideas revolucionarias. Sólo existía clandestinamente la oposición de los liberales y los nacionalistas.
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