El proceso de hominización en la Península Ibérica: Nuevos hallazgos
De Wikillerato
La Península Ibérica fue poblada desde fechas remotas por diferentes especies de homínidos– primates superiores-, durante la Prehistoria , etapa larga y oscura en que no existe la escritura y que sólo conocemos gracias a los restos materiales y fósiles.
Tabla de contenidos |
El Paleolítico
Los primeros pobladores realizaban utensilios de piedra tallada a golpes, vivían de la caza, de la pesca y de la recolección - economía depredadora'-. Se agrupaban en pequeños grupos nómadas, ya que se desplazaban siguiendo a los animales y ocasionalmente se refugiaban del frío en cuevas. No conocían la división del trabajo y su organización social era [[organización social colectiva|colectiva.
El proceso de hominización se inició en África hace unos cinco millones de años. De allí salió hace 1,5 millones años la especie homo ergaster (“hombre trabajador”) que se extendió por Oriente Próximo y Asia, donde evolucionó a homo erectus (hombre erguido). La mayoría de los prehistoriadores sostiene hoy que los primeros homínidos que colonizaron Europa y la Península Ibérica llegaron desde África, cuna de la humanidad, pero no directamente (por el estrecho de Gibraltar) sino a través de Asia por Ucrania y los Balcanes; los restos de útiles de piedra son semejantes a los de Oriente Próximo.
Paleolítico Inferior
Al Paleolítico Inferior (+ 1.000.000- 100.000 a.C) pertenecen los restos fósiles más antiguos encontrados en Europa, localizados recientemente en España, en un yacimiento de extraordinaria importancia: la Sierra de Atapuerca (Burgos). El pasado 27 de junio de 2007 un equipo de investigadores dirigido por los paleoantropólogos Arsuaga y Bermúdez de Castro y el arqueólogo Carbonell, ha encontrado un diente humano de hace más de un millón de años en el nivel 9 del yacimiento de la Sima del Elefante, perteneciente a una especie aún por determinar descendiente del Homo ergaster.
En el nivel 6 de la Gran Dolina de Atapuerca se hallaron en 1994 ochenta y seis restos fósiles de una nueva especie, el Homo antecesor (“hombre predecesor”), de hace unos 800.000 años, pertenecientes al menos a seis individuos, de diferentes edades. Eran altos, fuertes y caníbales. Junto a ellos se encontraron numerosos restos líticos, de útiles grandes de sílex o cuarcita toscamente tallados, principalmente hachas de mano y cantos. Los directores del equipo descubridor fueron galardonados con el premio Príncipe de Asturias de Investigación Científica y Técnica en 1997.
También en la sierra de Atapuerca, en el yacimiento de la Sima de los Huesos se encontró una fabulosa colección de restos de un grupo de homínidos de cronología posterior (de unos 300.000 años de antigüedad). Eran esqueletos completos de treinta y dos individuos, en excelente estado de conservación, pertenecientes a la especie llamada Homo heidelbergensis (de Heidelberg, Alemania). Entre los fósiles hallados el llamado Cráneo 5 y la pelvis Elvis son de enorme importancia para el estudio de la evolución humana. Sin duda Atapuerca es el yacimiento de fósiles humanos más importante de la historia.
Los yacimientos de Torralba y Hambrona (Soria) y las terrazas del río Manzanares destacan también por sus abundantes restos de útiles y de fauna (rinocerontes, elefantes, caballos, ciervos, etc) Ya en el Paleolítico Medio (100.000- 40.000 a.C), vivió en la Península el Homo neanderthalensis (el fósil más célebre se encontró en el valle del Neander, Alemania): esta especie, muy robusta y fuerte, vivía en cuevas, hacía útiles tallados muy elaborados (raederas, buriles, raspadores, puntas), conocía el fuego y enterraba a los muertos. Apareció en Europa hace unos 230.000 años, pero su apogeo se dio entre 80.000 y 50.000 y se extinguió hace unos 30.000 años por causas desconocidas. Se han encontrado abundantes restos fósiles de neandertales (mandíbula de Bañolas, parietal de Cova Negre (Játiva) y cráneo de Gibraltar).
Paleolítico Superior
Por último, durante el Paleolítico Superior (40.0000- 9.000 a.C), llegó el Homo sapiens sapiens, conocido como de Cro-Magnon (Dordoña, Francia). Se trata de una nueva especie africana que llegó a la Península ibérica hacia el 40.000 a. C y convivió durante un tiempo con el homo de Neanderthal, aunque sin mezclarse; los neanderthales no consiguieron sobrevivir a la competencia del Homo sapiens. De rasgos físicos semejantes a los actuales, además de la piedra trabajaba el hueso, con útiles más complejos (azagayas, agujas, arpones, puntas de flecha); expresaba sus creencias en ritos funerarios y realizó arte rupestre en cavernas, la mayoría en la zona cantábrica (Altamira, Tito Bustillo, Parpalló, El Castillo). Las pinturas y grabados son generalmente de animales propios del periodo glaciar (bisontes, toros, caballos, ciervos…) aislados y de gran tamaño, a veces superpuestos y sin formar escenas, de estilo naturalista, aprovechando los salientes de la roca para conseguir volumen y policromados (los colores predominantes son el negro y el rojo). No se conoce el significado de estas pinturas, se piensa que estarían relacionadas con ritos y creencias mágicas, para propiciar la caza y la fertilidad.
Al finalizar la última glaciación, hacia el 9.000 a. C, el clima se suavizó, desapareciendo la fauna adaptada al frío por lo que la caza disminuyó. Al aumentar la población, los hombres se vieron obligados a adaptar su economía a las nuevas condiciones ambientales. El periodo intermedio entre el Paleolítico y el Neolítico se denomina Mesolítico o Epipaleolítico (9.000- 5000 a.C).
Subsistía la economía depredadora, pero la caza de animales más pequeños se realizaba con microlitos, de los que se han hallado abundantes muestras. También hay concheros en la costa cantábrica. En este periodo apareció el arte rupestre levantino. Se realizaron pinturas en abrigos al aire libre como Cogull (Lérida) y barranco de la Valltorta (Castellón), en las que se representan escenas narrativas (de caza, danza, guerra) y en las que aparecen figuras humanas monócromas muy estilizadas. Este arte continuaría durante el Neolítico.
El Neolítico
Hacia el 5000 aC se inició la revolución neolítica en la Península Ibérica, tanto por la influencia cultural del Próximo Oriente- donde apareció hacia el 8.000 aC- como por la evolución de las culturas autóctonas en contacto con ella. Es el periodo de la “piedra nueva” o pulimentada. Se pasará de una economía depredadora a otra productora, con la aparición de la agricultura y la ganadería . Los excedentes van a permitir una mejor alimentación, lo que dará lugar a un incremento demográfico. Los hombres se harán sedentarios , formando poblados. Habrá una complejidad social creciente y una especialización del trabajo, dándose una cierta jerarquización social debido a diferencias de riqueza y poder. Aparecerá la cerámica, la cestería y la elaboración de tejidos; más tarde también la navegación y el comercio.
El Neolítico surgió primero en el levante y sur de la Península Ibérica. Al principio vivían todavía en cuevas, pero cultivaban trigo y cebada y domesticaban animales. Elaboraban la cerámica cardial , decorada con conchas de molusco (cardium edule) El yacimiento más importante es Cova d´Or (Alicante). Más tarde construyeron poblados estables, y enterraban a sus muertos en sepulcros de fosa organizadas en necrópolis . En el resto de la Península el paso al Neolítico será más tardío.
Los primeros metales
La metalurgia, descubierta en el Próximo Oriente, sustituirá al uso de la piedra. La edad de los metales se divide en tres periodos, en función del material utilizado:
La Edad del Cobre o Calcolítico (Tercer milenio aC):
El cobre fue el primer metal usado. Llegarán por el Mediterráneo pequeños grupos de emigrantes buscando cobre y estaño, que se asentarán sobre las poblaciones neolíticas. El foco más importante está en el Sureste peninsular, debido a la abundancia de minas de cobre. En Almería aparecieron poblados fortificados con murallas; el más importante es el de Los Millares, que da nombre a la cultura de los Millares . Se sitúa hacia el 2300 aC y cuenta con tumbas colectivas realizadas con grandes piedras ( megalitismo ), en las que se enterraban las personas acompañadas de sus ajuares. En Andalucía y Extremadura hay muchas tumbas megalítica -dólmenes y tumbas de corredor-, como las de Menga, el Romeral y la Pastora.
La llamada cultura del vaso campaniforme , una cerámica con forma de campana invertida, que se extendió por toda Europa, tradicionalmente se ha considerado perteneciente a este periodo aunque en la actualidad hay teorías que la consideran más moderna, de la Edad del Bronce.
La Edad del Bronce (Segundo milenio aC)
También del Mediterráneo oriental llegó a la Península Ibérica la técnica del bronce (aleación de cobre y estaño). Se desarrollaron dos focos culturales muy importantes:
- La cultura de El Algar (1700 - 1100 aC), en Almería, con poblados protourbanos y clara jerarquización social, con jefes militares, como demuestran los ricos ajuares con armas hallados en los enterramientos individuales de sus necrópolis.
- La cultura talayótica de las islas Baleares desarrolla la arquitectura megalítica. Hay tres tipos
de construcciones: naveta (construcción funeraria con forma de nave invertida), talayot (torreón circular, que tenía una función defensiva) y taula (formada por grandes piedras en forma de T con función religiosa o funeraria)
La Edad del Hierro (Primer milenio aC)
Los celtas , pueblos indoeuropeos procedentes de Centroeuropa, empezaron a invadir la Península Ibérica a través de los Pirineos en sucesivas oleadas desde el 1100 aC. En el noreste peninsular apareció la cultura de los campos de urnas . Más tarde se establecieron en el norte peninsular (Galicia y Asturias) donde surgió la cultura de los castros (poblados defensivos. Los celtas extendieron la metalurgia del hierro y el uso del arado.
Durante la Edad del Hierro se produjo también la llegada de los pueblos colonizadores históricos: fenicios, griegos y cartagineses, así como el auge de Tartessos.
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