Teoría atómica, la naturaleza discreta de la materia
De Wikillerato
Atomismo filosófico
El hombre siempre ha estado en contacto con el cambio especialmente aquellos que son útiles o dramáticos (su propio nacimiento, desarrollo y muerte es una prueba de ello). Seguramente la quema de madera de un árbol y su conversión en cenizas tuvo que dejar una honda impresión entre aquellos los primeros Homo sapiens antepasados nuestros, que se calentaban entre las primeras hogueras, en las gélidas noches de invierno. El paso de las estaciones con sus diferentes manifestaciones naturales (clima, floraciones, etc...) tuvo que también dejar también una honda huella en la conciencia de aquellos primeros hombres. Con el advenimiento de la forja de metales y aleaciones metálicas para construir distintos elementos defensivos, flechas, espadas, etc... el hombre se percató claramente de la naturaleza moldeable de ciertos metales, otras transformaciones útiles como la que da lugar a la cerveza o al vino tuvieron que ser también muy apreciadas.
Fuera de las explicaciones míticas, fue en la Grecia del siglo VI a.C. donde surgieron las primeras reflexiones y especulaciones filosóficas a la luz del logos (palabra, razón) sobre la naturaleza y realidad de estos cambios. Obsesionados con la diferencia entre apariencia y realidad, los primeros filósofos que indagaron sobre la naturaleza de la Realidad Física Natural (Physis, φυσικός la palabra griega que significa Física o Naturaleza) , así mientras que Parménides (vivió en Elea, colonia griega del sur de Magna Grecia, actual Italia, alrededor de 510- 450 a. C.) negaba la realidad del cambio, siendo este solamente una ilusión, el Ser de la Naturaleza es Uno, es cerrado igual así mismo, a la que nada se le puede añadir, es una Realidad ajena a cualquier cambio y movimiento, siendo la pluralidad de los seres naturales una ilusión sensorial. Parménides es el introductor de la fundamental distición entre la verdad (de razón) y la apariencia. Un ente no puede ser y dejar de ser, "El ser es y el no-ser no es" era una de sus máximas, por lo tanto el Ser, “lo Ente” no surge del ser ni del no-ser, nunca a empezado a ser, sino que simplemente es, de esta manera el devenir es negado, si el ser fuera engendrado del no-ser se incurriría en una contradicción, pues el no ser es la nada y esta no puede dar origen al ser, por lo tanto el cambio el devenir y el movimiento son imposibles, para cambiar el ser debería de dejar de ser para no-ser, de esta manera también se niega la idea de vacío, el Ser no puede tener “huecos” de no-ser.
Por el contrario, Heráclito (hacia 540-475 a. C.) coetáneo de Parménides vivió en Efeso una ciudad vecina de Mileto en las costas de Asia menor, actual Turquía) argumentaba que el cambio es la verdadera realidad de la Naturaleza, nada permanece, todo esta en continuo flujo, todo pasa y nada permanece, “no puede bañarse uno dos veces en el mismo río”, pues las aguas del mismo siempre distintas, la auténtica realidad es el proceso dinámico de cambio: “Todas las cosas están en movimiento nada está fijo”. El fuego en continua mutación, siempre diferente así mismo era para Heráclito, era el elemento que mejor representaba su doctrina de cambio eterno.
Siguiendo las doctrina de Empédocles (hacia 490-430 a. C.) de Agrigento en Silicia (actual Italia), que había tratado de conciliar la negación parmideana del devenir con el hecho evidente observado de cambio, con el postulado de la existencia de cuatro elementos (el aíre, fuego, tierra, agua), que mezclados unos con otros formaban los objetos de nuestra experiencia Alrededor del año 440 a.C. el Jonio Leucipo de Mileto (ciudad griega situada en Asia menor, actual Turquía) y su discípulo Demócrito de Abdera, ciudad al norte del Egeo (hacia 460-371 a. C.) propusieron por primera vez una idea que permitía salvar las apariencias observada en los cambios naturales y mantener al mismo tiempo una realidad duradera ajena al cambio, introdujeron para ello el concepto de átomo. En griego ἄτομον significa indivisible, el prefijo a significa no, y el vocablo atomos significa cortar, así a-tomos significa lo que no puede ser cortado, el átomo sería así el último elemento material que no puede ya ser dividido. Ambos filósofos introdujeron también el concepto de vacío en sus especulaciones filosóficas, un "elemento" también esencial de la doctrina atomista. Diferentes átomos indestructibles e indivisibles componen como últimos elementos las sustancias y objetos naturales, por otra parte el cambio observado en la Naturaleza es el cambio en la posición y de ordenación de esos átomos en el vacío. Los átomos de Demócrito tenían distintas formas y tamaño, pero no tienen cualidad, excepto la de ser sólidos impenetrables. Una realidad atómica subyace al fenómeno de la apariencia del cambio, el cual es tan real como las entidades indivisibles (átomos) que lo permiten, por otra parte los átomos permanecen aeternitas en su ser parmenídeo inmutable, en un incesante movimiento también eterno. Así, según Demócrito, los átomos en número infinito representan la estática de ser de la Naturaleza mientras que sus movimientos o agitación en el vacío y su composición cambiante explicaría la diversidad de la materia y su cambio con el tiempo.
Debido a la influencia de los grandes filósofos Platón (hacia 427-347 a.C) [[1]] y Aristóteles (384-322 a.C.) [[2]]que por diversas razones filosóficas no creían en la doctrina atomista (pensaban que la materia era una entidad continua, la naturaleza no hace saltos, pensamiento expresado en el “horroris vacuum” de Aristóteles), la teoría de Democrito y Leucipo fue abandonada y casi olvidada hasta que filósofo Epicuro (341-271 a.C.) atribuyera a los átomos no solo tamaño y forma sino también peso (masa) para explicar el movimiento de caída de los cuerpos. Después de Epicuro, la teoría atómica fue olvidada duranre muchos siglos. Un seguidor de Epicuro, el poeta y filósofo romano Tito Lucrecio Caro (95-55 a.C.) conocido simplemente como Lucrecio, expuso la teoría de Demócrito y Epicureo en un largo poema titulado en latín De Rerum Natura (“sobre la Naturaleza de las cosas). Muchos lo consideran el mejor poema didáctico jamás escrito.
Debido en parte a la influencia de la iglesia cristiana que no aceptaba la visión materialista de que cada cosa, incluido el ser humano podría ser descompuesto en átomos, debido a que entraba en contradicción con la creencia de un Dios creador de los cuerpos y del alma humana.
Así, aunque Leucipo y Demócrito fueron los primeros en sugerir como especulación filosófica la existencia de los átomos, y por lo tanto que la materia en última instancia es discreta (discontinua) pasaron casi dos milenios antes de que el átomo fuera situado en el centro de los estudios químicos, como un objeto químico fundamental. Ello fue debido a que con la fundación de la Ciencia Moderna en el siglo XVII, la experimentación y la obtención de evidencias experimentales como acción para obtener y cimentar el conocimiento de la Naturaleza fue una condición sine equanum para validar cualquier idea teorética especulativa (acción que los filósofos griegos nunca consideraron). Así basado en los resultados de un experimento científico (aquel que se realiza bajo condiciones controladas), un modelo de investigación es desarrollado (expresado generalmente en lenguaje matemático). Este modelo frecuentemente permite predicciones sobre otros experimentos, estos nuevos experimentos pueden conducir a un refinamiento del modelo o a su modificación. Así en un proceso iterativo de experimentación-modelización teórica un modelo teórico puedes ser refinado y alcanzar un modelo que “refleja la realidad” lo mayor precisión posible. Un proceso de este tipo se observa claramente en el desarrollo de los diferentes modelos atómicos que se han desarrollado a lo largo de la historia científica moderna desde comienzos del siglo XIX hasta nuestros días.
Bibliografía
El pensamiento de los filósofos presocráticos puede encontrarse en:
Frederick Copleston. Historia de la Filosofía.Vol 1, Grecia y Roma. Editorial Ariel. 6ª Edición. 2001 G.S.Krik, J.E. Raven y M.Schofield. Los filósofos presocráticos. Editorial Gredos. 2ª Edición. 1987
El poema De Rerum Natura : Lucrecio. De la naturaleza de las cosas. Biblioteca de Filosofía. Ediciones Folio S.A. 2002
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