Benito Pérez Galdós
De Wikillerato
ME llamo sergi y soy corto
Benito Pérez Galdós nació en Las Palmas de Gran Canaria en 1843. En 1862 se trasladó a Madrid para estudiar Derecho, aunque nunca acabó la carrera.
Escritor progresista, siempre preocupado por la política, aceptó de Sagasta un escaño en el Congreso y, tres años más tarde, fue elegido miembro de la Real Academia.
A partir de 1892 emprendió por su cuenta la reforma del teatro, como ya hiciera con la novela en 1870, aunque tuvo menos éxito.
En 1907 volvió al Congreso y en 1909 llegó a ser, con Pablo Iglesias, jefe titular de la «conjunción» republicano-socialista.
Murió en Madrid en 1920.
La fontana de oro (1870), primera novela larga de Galdós, marca a la vez el principio de la novela moderna en España y el comienzo del "período histórico" de nuestro autor. Escrita cuando se estaba preparando la revolución de 1868 y terminada poco después de estallar, la obra es un buen ejemplo de los presupuestos de Galdós en relación con la novela histórica: interpretar el pasado reciente de un modo didáctico para descubrir los orígenes de los procesos ideológicos, políticos y sociales operantes en la España de su época. La novela evoca el desigual conflicto entre la minoría del bando liberal y el régimen reaccionario de Fernando VII.
Esta novela muestra a Galdós en su camino hacia los Episodios nacionales.
Tabla de contenidos |
Los Episodios escandinavos
En ellos durante casi cuarenta años, con un lapsus entre 1879 y 1898 que separa la segunda serie de la tercera, Galdós exploró sistemáticamente el pasado reciente de España desde 1807 a la Restauración, siempre con la intención de comprender su presente.
Los diez primeros episodios, escritos entre enero de 1873 y la primavera de 1875, exploran el surgimiento de un ideal español nacional y patriótico en la lucha contra Napoleón. En ellos Galdós se enfrenta por primera vez a las dificultades técnicas que conlleva una obra tan vasta. El mayor problema era el equilibrio: equilibrio entre los hechos histórico y la ficción, equilibrio entre la narración y la interpretación.
En la segunda serie, escrita entre 1875 y finales de 1879, el énfasis pasa de la autoafirmación nacional y patriótica a la lucha consiguiente entre las ideas tradicionales y progresistas.
En el momento álgido de su carrera creadora, los años ochenta y principios de los noventa, interrumpió los Episodios y se dedicó a sus Novelas españolas contemporáneas y al teatro. Cuando el ruinoso pleito con su socio, Miguel de la Cámara, le obligó a principios de 1898 a volver a las viejas obras que le habían dado tanto dinero, su concepción de la vida nacional había cambiado mucho. No por la pérdida Cuba, sino por el desengaño de su propia clase social, la cual, corrompida por la repentina obtención del poder en 1868, había traicionado los ideales de la Gloriosa bajo la Restauración. En los episodios posteriores Galdós se debatió penosamente en la búsqueda de un nuevo ideal basado en la distribución equitativa del bienestar humano, que le llevó al extremismo político.
Técnicamente hay que destacar que, aunque se publicaron por entregas, los Episodios nacionales no muestran, en general, los excesos de los folletines, sino que el interés se logra mediante la estructuración coherente del argumento.
Las novelas de la primera época
Éstas se caracterizan por ser obras de tesis, de lucha ideológica, en las que importa más el tema que la intriga, el conflicto entre los personajes que el estudio psicológico. Normalmente, este combate de ideas se centra en torno al tema del fanatismo religioso.
A principios de 1876 empezó a publicar por entregas en la Revista de España la más agresiva de sus novelas de la primera época: Doña Perfecta, que cuenta la historia de un joven ingeniero de Madrid, Pepe Rey, y de su infructuosa lucha contra Doña Perfecta y sus aliados clericales y reaccionarios. Estructuralmente, revela un movimiento contrapunteado en los capítulos X al XV y XX al XXVII, con un punto central de equilibrio en el XIX.
A Doña Perfecta siguieron Gloria (1876-1877) y La familia de León Roch (1878). En ambas se plasma de nuevo la lucha entre el individuo moralmente superior y un sistema social inmóvil marcado por la intolerancia religiosa.
Como novelas de tesis que son, poseen los siguientes rasgos característicos:
- Intervención directa del autor-narrador para comentar y juzgar los acontecimientos, para indicar al lector la interpretación correcta.
- Maniqueísmo en las relaciones de los personajes.
- Tipificación de éstos y carencia de verdadera individualidad ya que son representantes de una postura ideológica.
Entre Gloria y La familia de León Roch, Galdós publicó Marianela (1878), su única novela poética, en la que hay una curiosa discrepancia entre el tono lírico y melancólico de la obra y su tema: el triunfo de la realidad y del progreso científico sobre la imaginación.
Las novelas centrales
Con la aparición de La desheredada (1881), se abre la fase central de la obra de Galdós, en la que alcanza su madurez como narrador. A este período pertenecen también El amigo Manso (1882), El doctor Centeno (1883), Tormento (1884), La de Bringas (1884), Lo prohibido (1884-1885) y Fortunata y Jacinta (1886-1887).
Algunos rasgos de la nueva novelística galdosiana son:
- Abandono de la localización imaginaria de sus novelas y su aparición como el novelista clásico del Madrid del siglo XIX.
- Su visión de la sociedad cesa de ser cerrada y jerárquica y se convierte en fluida y cambiante; es decir, la movilidad social empieza a jugar un papel importante.
- La presentación de los personajes por medio de tendenciosas introducciones biográficas es reemplazada por una técnica más sutil de "indicios".
- El diálogo se hace mucho más realista y progresivamente va incluyendo la reproducción del habla y los modismos populares.
- Comienza a utilizar de forma sistemática la reaparición de personajes, que da una consistencia cada vez mayor a su mundo de ficción.
- Las novelas de tesis (basadas en un conflicto dramático entre personajes con motivaciones ideológicas contrarias y en el predominio de la cuestión religiosa) ceden el paso a novelas que se interesan por lo que Galdós llamaba las dolencias sociales nacidas de la falta de nutrición y del poco uso que se viene haciendo de los beneficios reconstituyentes llamados Aritmética, Lógica, Moral y Sentido Común.
- Los personajes y los acontecimientos están dispuestos de tal modo que constituyen un comentario simbólico sobre la España de la Restauración. Para conseguir este efecto Galdós emplea dos técnicas:
- El uso de nombres significativos; es decir, que ayudan a entender la forma de ser del personaje.
- El entrelazamiento de la historia privada de aquéllos con la historia pública de la nación.
El grupo entero de novelas dibuja un cuadro penoso de la sociedad española: hueca, mugrienta, exenta de ideales, poblada por necios, pícaros y mediocridades, dominada por la hipocresía, la inmoralidad, el materialismo, el engaño de sí mismo, la ineficacia administrativa y el «quiero y no puedo».
Fortunata y Jacinta (1886-1887)
Ambientada a mediados de los años setenta, en ella intentó recrear el ambiente total del Madrid de su época. La novela se centra en la crónica de dos amores opuestos (aunque ambos tienen un mismo objeto: Juanito Santa Cruz) que, a su vez, encarnan dos clases sociales distintas: el instintivo e irrefrenable de Fortunata, una muchacha del pueblo; el conyugal y tierno de Jacinta, una joven perteneciente a la alta burguesía.
Las novelas últimas
A este período pertenecen:
Miau (1888), que trata de un funcionario cesante, Villaamil, y de su vana lucha por volver a obtener su puesto. Indirectamente la novela expone la dureza y la coacción personal inflingida a los funcionarios de edad por el sistema de cesantía, pero principalmente es un estudio de carácter.
En La incógnita (1888-1889) y Realidad (1889) se examina, desde distintos ángulos, los adulterios de Federico Viera y Augusta Orozco.
En Angel Guerra (1890-1891) pinta la gradual subordinación de los principios político-sociales del héroe y de sus pasiones privadas a la ley del amor.
En el ciclo de Torquemada, Galdós trata satíricamente la incompatibilidad de los valores adquisitivos materialistas y el progreso espiritual. Lo componen las siguientes obras:
- Torquemada en la hoguera (1889);
- Torquemada en la cruz (1893);
- Torquemada en el purgatorio (1894);
- Torquemada y San Pedro (1895).
El interés de Galdós por la santidad y su actitud ambigua hacia ella está en la base de sus tres novelas siguientes: Nazarín (1895); su decepcionante continuación, Halma (1895), y Misericordia (1897). En ésta, Galdós creó su heroína más memorable, Benina, ejemplo supremo de caridad cristiana práctica, aunque se asiente en el fraude a pequeña escala.
Su última gran obra fue El abuelo (1897).
Los textos que cierran la carrera novelística de Galdós son:
- Casandra (1905), un ataque final a la religión mal entendida;
- El caballero encantado (1909), sobre el tema de la regeneración nacional, y
- La razón de la sinrazón (1915), una floja "fábula teatral".
Estilo y técnicas
- Lenguaje llano y sencillo en apariencia.
- Cada personaje tiene su propio registro lingüístico.
- Uso de nombres propios significativos (ver características de las "novelas centrales").
- Riqueza descriptiva que informa sobre la personalidad del personaje y su entorno.
- No insistencia sobre rasgos ya resaltados a fin de evitar reiteraciones.
- Uso del monólogo interior para incidir en la idea fija que obsesiona al personaje y que es el eje de su comportamiento.
Enlaces externos
- Página de la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes dedicada al autor.
- Obras en Proyecto Gutenberg.
- Obras en Wikisource.
- Fortunata y Jacinta, entre el realismo y el naturalismo.
- AA. VV. Ómnibus galdosiano.
- Zoila Clark. Benito Pérez Galdós y el aburguesamiento en Tristana.
- Gloria López Forcén. A próposito de un fracaso galdosiano: "Los Condenados".
- Roberto Augusto Míguez. Aspectos narrativos y literarios de las novelas de Galdós.
- Juan J. Del Rey Poveda. Trafalgar (1873) de Galdós o el gusto por la lectura.
- Juan J. Del Rey Poveda. Galdós, Clarín y El amigo Manso.
- Mª Ángeles Santiago y Miras. El determinismo ambiental en Doña Perfecta, de Benito Pérez Galdós.
- Ana María Vigara Tauste. Miau: el lenguaje coloquial (humano) en Galdós.
- Casa-museo de Galdós.
Volver al Índice o a La narrativa realista.
Tweet