Críticas del método científico en la actualidad
De Wikillerato
En la Epistemología contemporánea se han presentado nuevas formas de establecer el método hipotético – deductivo, criticando el empirismo subyacente al método clásico, es decir el excesivo apego a la observación y experimentación, como únicos criterios de verdad. Ya William Whewell, - uno de los creadores del método hipotético-deductivo -, había afirmado que la observación por sí sola no conduce a nada.
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Karl Popper. La falsación y la corroboración
Karl Popper, eminente filósofo de la ciencia, afirma que las hipótesis no sólo deben verificarse sino que deben formularse de forma y manera que puedan ser falseadas: cualquier hipótesis debe estar preparada para ser refutada, es decir para que se pueda demostrar su falsedad. La supervivencia de las hipótesis expresa un estado transitorio. Las teorías fuertes que resisten la falsación, tienen mayor grado de corroboración. Por esta razón, Popper denomina a las teorías conjeturas; si son correctas, sus predicciones se cumplirán, y si no se cumplen, deben ser revisadas.
En los términos de la lógica proposicional, el requisito de falsación se ajusta a la forma lógica del razonamiento deductivo modus tollendo tollens:
De este modo, las ciencias de la naturaleza se colocan dentro de la certeza del razonamiento deductivo matemático. La lógica de la prueba o verificación no tiene nada de inductiva.
Estas últimas afirmaciones de Popper han sido criticadas por el filósofo americano Hilary Putnam y el español Javier Muguerza; según ellos, la corroboración es en realidad una nueva confirmación, con lo que sigue prevaleciendo el recurso a la experiencia.
Por otro lado, -señala Muguerza-, tampoco Popper habla tanto de refutar un hecho, cuanto de refutabilidad o susceptibilidad de refutación. De manera que una hipótesis es científica en la medida en que esté abierta a la posibilidad de ser refutada por la experiencia. Y aquí se encuentra precisamente el criterio de demarcación entre lo que es ciencia y lo que no lo es.
En uno de sus más importantes libros, La lógica de la investigación científica, Popper afirma:
« Las teorías son redes que lanzamos para apresar aquello que llamamos el “mundo”: para racionalizarlo, explicarlo y dominarlo. Y tratamos de que la malla sea cada vez más fina.»
Esta metáfora de la pesca es muy productiva, el conocimiento científico se equipara con el oficio de la pesca: en la medida en que vamos navegando, necesitamos renovar las redes en función de las incidencias del trayecto y de la pesca.
Thomas Kuhn. Teoría de las revoluciones científicas
Otra aportación importantísima al estudio del método científico es la del físico y filósofo estadounidense Thomas Kuhn y su teoría de las revoluciones científicas.
Kuhn, en la misma línea de los filósofos de la ciencia Hanson R.D., Putnam H. y Chalmers, A., afirma que el hecho de que la ciencia comience con la observación no es del todo exacto, o por lo menos es ingenuo, dando la razón a Nietzsche, con su observación de que no existe una percepción inmaculada de los hechos; la observación está cargada de teoría. Todos los científicos operan dentro de una cosmovisión, una visión del mundo y de las cosas, una escala de valores, una estructura o armazón de presupuestos básicos que Kuhn llama paradigmas.
La actividad científica se encuadra dentro de un paradigma, se trata de la ciencia normal. Según Kuhn, en su libro La estructura de las revoluciones científicas:
«Ciencia normal significa investigación basada en uno o más logros del pasado, logros científicos que alguna comunidad científica en particular reconoce, durante cierto tiempo, como fundamento para su práctica posterior…, simultáneamente fue lo suficientemente amplia y general para dejar toda clase de problemas para que los resolvieran posteriormente.
De aquí en adelante, me referiré a los logros que comparten estas dos características, como paradigmas, término que se relaciona con el de ciencia normal. Al elegirlo, quiero sugerir que incluyen ley, teoría, aplicación e instrumentación a la vez, proporcionan modelos de los cuales surgen tradiciones particulares, coherentes de investigación científica. Éstas son las tradiciones que describe el historiador como astronomía ptolemaica, copernicana, dinámica aristotélica o newtoniana, óptica corpuscular u óptica de ondas y otros similares.»
Estos periodos de ciencia van cediendo paso a periodos de crisis, cuando surgen acontecimientos que no se pueden explicar en el paradigma anterior. El paradigma no puede apoyar una investigación, los puntos de vista opuestos saltan a la vanguardia y se produce lo que Kuhn llama ciencia extraordinaria, que termina alcanzando el consenso de la comunidad científica. Los científicos se ponen de acuerdo en aceptar otro paradigma, es una revolución científica. El nuevo paradigma debe explicar las áreas anómalas de investigación.
Escuchemos de nuevo a Kuhn:
«Confrontados con anomalías o crisis, los científicos toman una actitud diferente hacia los paradigmas existentes y la naturaleza de su investigación cambia de acuerdo a esto. La proliferación de artículos en competencia, la voluntad de probar cualquier cosa, la expresión de un descontento explícito, el recurrir a la filosofía o al debate sobre los fundamentos; todos estos son síntomas de una transición de la investigación normal a una extraordinaria»
La revolución que implica la adopción de un nuevo paradigma no es sólo un cambio de teoría, una explicación diferente que se ve inserta en las antiguas; las revoluciones son cambios radicales, cambios de forma o Gestalt en la opinión mundial de la comunidad científica, como si los científicos vieran los hechos por primera vez, es un cambio gestáltico o cambio de paradigma, que Kuhn ejemplifica de la siguiente manera:
«Los que eran patos en el mundo científico antes de la revolución son conejos después. El hombre que primero vio el exterior de la caja desde arriba ve más tarde el interior desde abajo… Mirando un plano topográfico, el estudiante ve líneas sobre el papel, el cartógrafo una figura de un terreno. Mirando una fotografía de una cámara de burbujas el estudiante ve líneas confusas y cortadas, el físico un registro de sucesos subnucleares familiares”.»
Estas afirmaciones de Kuhn, han provocado fuertes reacciones en contra, puesto que según esta concepción de la ciencia, la realidad está constituida en parte por el mismo paradigma desde el que se la observa, nos encontramos ante un cierto relativismo y subjetivismo, en el que la ciencia pierde bastante de su supuesta objetividad y racionalidad, tambaleándose asimismo la extendida creencia en el progreso científico.
«Los científicos aceptan un nuevo paradigma por toda clase de razones”»
Las revoluciones científicas son bastante parecidas a las revoluciones sociales.
Imre Lakatos. El programa de investigación
Finalmente el eminente matemático y lógico de la ciencia de origen húngaro Imre Lakatos (1922 – 1974), ha tratado de mediar entre el racionalismo de Popper y la posición historicista de Kuhn. Rechaza la opinión de Popper de que la falsabilidad sea la prueba primordial para las hipótesis científicas. La falsación para Lakatos consiste en un triple enfrentamiento entre dos teorías rivales y la experiencia; estas teorías se confrontan con la experiencia, una es aceptada y la otra refutada. La refutación de una teoría depende del éxito total de la teoría rival.
En su importante trabajo de 1978 Metodología de programas científicos de Investigación, expone su teoría en los siguientes términos:
« Una prueba es, o – debe procurarse que así sea -, una lucha directa entre la teoría y el experimento, de modo que sólo estas dos se enfrenten en la confrontación final, y el único resultado interesante de tal confrontación es la falsación concluyente; los únicos resultados genuinos son refutaciones de hipótesis científicas. Sin embargo, la historia de la ciencia sugiere que las pruebas son almenos luchas tripartitas entre teorías rivales y experimentos, algunos de los cuales resultan confirmaciones más que falsaciones”. »
En lugar de paradigmas, Lakatos introduce una noción nueva, un programa de investigación, como un armazón dentro del cual los científicos realizan su actividad.
Un programa de investigación se compone de las siguientes partes:
- Un núcleo central, los presupuestos básicos del programa.
- Un cinturón protector de afirmaciones auxiliares o hipótesis.
- Un núcleo central incuestionable. En el cinturón protector, se permite la refutación y modificación, mientras que este núcleo central es totalmente impenetrable a las anomalías, como lo son los paradigmas de Kuhn en su mejor momento.
No parece haber una manera clara de determinar el mejor de los programas de investigación; sólo podemos afirmar la superioridad de uno sobre otro, una vez que ha pasado el tiempo. En este punto incide la crítica del controvertido filósofo de la ciencia Paul Feyerabend (1924 – 1994), que pasó de ser un seguidor del realismo popperiano y del círculo de Lakatos, a representar una aguda crítica anarquista a las teorías de ambos.
En su principal obra Contra el método (1975), critica la lógica del método científico apoyándose en un estudio detallado de algunos acontecimientos de la historia de la ciencia, particularmente de la física y astronomía para llegar a la conclusión de que la historia demuestra que no hay un método mejor que otro, ni tampoco principios inalterables, no hay progreso ni verdad, sino cambios de estilo. Unas teorías científicas contradicen a otras, son inconmensurables, por ejemplo la física de Newton y la de Einstein.
Paul Feyerabend, una teoría anarquista
Paul Feyerabend (1924 – 1994) se rebela contra el racionalismo y el dogmatismo tradicionales en el pensamiento científico; entiende la ciencia como una vía más de conocimiento, similar al arte o a la religión, de acuerdo con su famosa frase: todo vale. No afirma la ausencia de reglas, teorías o métodos, sino un pluralismo de todos ellos y proclama la libertad de la sociedad para poder elegir unas teorías u otras.
«“Una vez acabada su “reconstrucción de la ciencia moderna”, muchos metodólogos se vuelven hacia otros campos como si hubiera quedado establecido que la ciencia moderna es superior a la magia o a la ciencia aristotélica y que sus resultados no son ilusorios. Sin embargo no hay el menor argumento de ese tipo. Las reconstrucciones racionales dan por supuesta la sabiduría científica básica, pero no demuestran que es mejor que la sabiduría de las brujas y los magos”.»
En resumen parece que las ciencias empíricas no se encuentran en el hogar de la objetividad, como pudiera parecer a primera vista debido a su recurso a la experiencia.
Albert Einstein. Una postura equilibrada
Posiblemente la postura más equilibrada nos la ofrece el premio Nobel de Física, Albert Einstein, en su obra La física, aventura del pensamiento:
«Los conceptos físicos son creaciones libres del espíritu humano y no están por más que parezca, únicamente determinadas por el mundo exterior. En nuestro empeño de concebir la realidad, nos parecemos a alguien que tratara de descubrir el mecanismo invisible de un reloj, del cual ve el movimiento de las agujas, oye el tic – tac, pero no le es posible abrir la caja que lo contiene. Si se trata de una persona ingeniosa e inteligente, podrá imaginar un mecanismo que sea capaz de producir todos los efectos observados, pero nunca estará segura de si su imagen es la única que los pueda explicar.
Jamás podrá compararla con el mecanismo real, y no puede concebir siquiera el significado de una comparación que le está vedado. Como él, el hombre de ciencia creerá ciertamente que, al aumentar su conocimiento, su imagen de la realidad se hará más simple y explicará mayor número de impresiones sensoriales. Puede creer en la existencia de un límite ideal del saber, al que se aproxima el entendimiento humano, y llamar a este límite la verdad objetiva.»
El profesor felipe es el mejor del mundo, y nos enseña todo lo bueno y malo del mundo
El amor no existe, es real
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