Florecimiento del género periodístico
De Wikillerato
Aunque casi todas tienen una vida efímera, entre 1808 y 1814 hay una gran proliferación de publicaciones, ya que la prensa se va a convertir en un elemento importante del movimiento revolucionario-constitucionalista,
- dando a conocer los proyectos políticos,
- haciendo sentir a sus lectores que están integrados en la comunidad,
- concienciándolos de los problemas del país.
Con la vuelta en 1814 de Fernando VII comienza el conocido como Sexenio Absolutista, durante el que se ignoran todas las reformas llevadas a cabo y el pensamiento liberal se ve obligado a pasar a la clandestinidad. Hablar de periodismo en esta época es hacerlo de la prensa oficial, ya que los diarios con otras ideologías han sido clausurados.
Con el triunfo en 1820 del levantamiento de Riego en Cabezas de San Juan (Sevilla) y la jura de la Constitución de 1812 por Fernando VII se inicia el Trienio Liberal. Ese mismo año se proclama la libertad de imprenta -por la que todo lo que no era prensa ordinaria (folletos, hojas volanderas) pasa a la clandestinidad- y en 1822 se tipifican todos los delitos posibles en la actividad periodística (calumnia, injuria, etc.) Estas medidas favorecen una inmediata oleada de letra impresa, en la que predominan las publicaciones que apoyan a las distintas facciones liberales.
Las cabaceras más importantes de este período son:
- Liberales moderadas:
- El Universal, conocido por sus medidas como el sabanón (31 x 21 cm. –enormes par lo que era habitual en la época-).
- El Censor, dirigido por Alberto Lista.
- El imparcial.
- El periódico de las damas, desde la que se hace un llamamiento a las mujeres para que inculquen a sus hijos los valores de la Constitución. Aunque (o quizás porque) rompió con el carácter clásico de las publicaciones femeninas, fracasó y no se publicó más de tres números.
- Liberales exaltadas, que introducen un elemento novedoso en la prensa española: la expresión gráfica (caricaturas y chistes con connotaciones políticas).
- El eco de Padilla, órgano de expresión de la sociedad secreta de los Comuneros.
- El Zurriago fue un periódico muy radical, crítico y satírico que, con sus caricaturas, llegó hasta el límite de lo permitido.
En 1823, con la intervención de los Cien Mil Hijos de San Luis, Fernando VII vuelve a abrazar el absolutismo. Sin embargo, en 1828 el rey inicia un tímido aperturismo, provocado por su necesidad de ganarse a los liberales en su lucha contra su hermano Carlos María Isidro por mantenerse en el poder. A partir de esa fecha, se permite la publicación de cabeceras costumbristas y románticas, que serán una vía de expresión para el pensamiento liberal.
- Publicaciones románticas:
- El duende satírico del día, de Mariano José de Larra, 1828.
- El pobrecito hablador, de Mariano José de Larra, 1831.
- El Guadalhorce (1839), que fue el órgano del movimiento en Málaga.
- La Alhambra (1839-1843), que tuvo como colaborador a José de Espronceda.
- Publicaciones costumbristas:
- El curioso parlante, de Mesonero Romanos, 1831.
- Semanario pintoresco, de Mesonero Romanos, 1835.
Aunque desde 1833 hasta la Restauración, los periódicos van a intentar ser controlados y usados por los sucesivos gobiernos, no es menos cierto que es en esta época cuando las ideas democráticas (socialismo utópico saint-simoniano) comienzan a aparecer en de la prensa liberal a través de los artículos de algunos colaboradores.
Esta filtración ideológica se mantendrá durante la regencia de Espartero (1840-1843) y el reinado de Isabel II (1843-1868). Quizás de lo más destacable de este período, en lo que concierne a nuestro tema, sea el nacimiento del periodismo informativo, el acceso de la clase obrera a la prensa y la aparición de una serie de cabeceras que la tienen a ella como su receptora natural.
Entre 1868 y 1875 (reinado de Amadeo de Saboya y Primera República ) aparecen en España cerca de seiscientos periódicos. Esta explosión informativa se produce porque el proceso revolucionario comienza con la libertad de imprenta, que se recogerá en la Constitución de 1869.
Durante la Restauración asistimos al surgimiento de las grandes empresas periodísticas, favorecidas desde el poder, y que servirán de apoyo a la nueva situación política.
Al final del XIX tenemos una clase de periódico con unas características, no muy distintas de las que definen a los actuales:
- Abundancia de información, mejor, variada y más extensa, alimentada por corresponsales en cada capital de provincia y en capitales de Europa, con noticias telegráficas y a veces dos ediciones: una por la mañana y otra por la noche.
- Variedad de secciones:
- Sucesos.
- Negocios.
- Anuncios.
- Extractos de sesiones de Cortes.
- Viajes y entrevistas.
- Sección diaria de espectáculos.
- Artículos literarios.
- Obras poéticas, cuentos, folletines, crítica.
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