Propiedades de las ondas sonoras
De Wikillerato
No percibimos el mismo efecto, ni el mismo sentimiento, cuando escuchamos una melodía procedente de un órgano o de una fláuta son diferentes, por poner como ejemplo dos instrumentos de viento, ni tampoco si procede de un violín o un piano, por utilizar el ejemplo de instrumentos de cuerda. El órgano puede incitar a la solemnidad y el recogimiento en tanto que la trompa nos incita a sensaciones más hedonistas. El piano nos puede recordar salas de conciertos o salones, en tanto que el violín nos es más familiar y relacionado con muestras de alegría popular. Las sucesión notas emitidas (la partitura) pueden ser las mismas pero cada instrumento posee su áurea particular.
El oído humano es un detector que puede distinguir sonidos cuyas frecuencias se encuentran comprendidas entre 20 y 20 000 Hz. Este intervalo varía de un individuo a otro y, con el tiempo, disminuye considerablemente con la edad. Las frecuencias superiores a 20 000 Hz corresponden a lo que llamamos ultrasonidos. Inaudibles para el hombre, sin embargo pueden ser emitidos y registrados por determinados animales tales como los delfines y los murciélagos los cuales se sirven de esa atribución para desplazarse. Perros y lobos son también sensibles a los ultrasonidos.
El sistema formado por el oído puede percibir ondas comprensivas pertenecientes al dominio al cual es sensible y convertir ese estímulo en una sensación de audición. Es capaz de distinguir y analizar las ondas que le llegan simultáneamente procedentes de dos o más emisores cuando estos se distinguen de una o más de sus características: intensidad, tono y timbre.
El tono esta asociado a la frecuencia, el timbre a la complejidad de la onda y la intensidad a la velocidad con que se transmite la energía al oído, es decir a la potencia.
No todas las ondas comprensivas pueden excitar el oído. Algunas ondas carecen de la energía suficiente para excitar esa sensación, a pesar de que este umbral es muy bajo. Estas ondas reciben el nombre de infrasónicas. De las cuales, en ocasiones, no percibimos la onda directamente pero sí sus variaciones de presión.
Otras ondas pueden ser portadores de demasiada energía y la sensación resulta dolorosa – ciertos chirridos de puertas, algún grito demasiado agudo- y no de sonido, se les llaman ondas ultrasónicas, y pueden detectarse por otros medios tales como un osciloscopio. Pero veamos cuál es el origen de estas diferencias.
Las propiedades que hemos de estudiar son: la intensidad, el tono y el timbre
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