La lírica en el Renacimiento
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Introducción
El comienzo de la lírica renacentista española se sitúa en el primer cuarto del siglo XVI, periodo en el que personajes como Pedro Mártir de Anglería, Lucio Marineo Sículo, Antonio de Nebrija o los hermanos Juan y Alfonso Valdés traen a las universidades y a la corte española el espíritu de la Italia del Renacimiento.
Por lo que se refiere a la poesía, el Renacimiento significa ante todo el descubrimiento del Petrarca del Canzoniere y sus sucesores. Aunque desde el siglo XV, algunos poetas españoles habían estado al corriente de su obra (Íñigo López de Mendozao Juan de Mena, por ejemplo), ésta no afectó de manera señalada a la poesía castellana ni en su forma ni en su contenido.
Junto a esta nueva poesía italianizante, permanece viva la tradición castellana cancioneril, con sus metros y formas propias: octosílabos, conceptismos, juegos de palabras.
Métrica
- El verso endecasílabo es el instrumento fundamental de la métrica imitada de los italianos. Aunque en España apareció con los primeros trovadores catalanes y gallegos, procedente de Provenza, Francia e Italia, donde se usaba comúnmente, en Castilla se utilizó de forma esporádica, hasta que en el siglo XV Francisco Imperial y el marqués de Santillana hicieron los primeros intentos de adaptarlo al español. Será a partir de Boscán y los primeros renacentistas cuando se convertirá en el metro constante y más representativo de la nueva poesía.
- El predominio de la rima consonante, más culta que la asonancia, será casi absoluto.
- Las composiciones poéticas y estrofas más frecuentes fueron:
- El soneto, consagrado por Petrarca en su Canzionere.
- El terceto encadenado, empleado por Dante en La Divina Comedia, fue usado para epístolas y elegías.
- La lira la introdujo Garcilaso de la Vega en su Canción V, Ad florem Gnidi, por influencia de Bernardo Tasso.
- La octava real, ya usada por Boccaccio, adquiere su máxima importancia en la Égloga III de Garcilaso.
- La silva es una combinación libre de no menos de veinte endecasílabos y heptasílabos.
- La canción petrarquista se compone de un número indeterminado de endecasílabos y heptasílabos que riman al gusto del poeta; ahora bien, la estrofa que marca la primera estancia la repiten las demás.
- Estas nuevas estrofas se usaron en una serie de composiciones fijadas por la Antigüedad y el Renacimiento italiano. Así
- la égloga, que proviene de Virgilio y es propia de la poesía bucólica y pastoril;
- la elegía, que se usará en poemas de dolor y desgracia;
- la canción y la oda se asocian a los temas amorosos;
- la epístola horaciana, que se utilizará para los temas familiares, doctrinales y literarios.
Estilo
Éste se caracteriza por
- la naturalidad y huida de la afectación,
- sintaxis regular y sencilla,
- renuncia a latinismos innecesarios.
Aunque no se dejan de lado ciertos artificios como
- el hipérbaton,
- la bimembración,
- las imágenes y metáforas de fácil comprensión.
Los temas
El amor humano
Es el tema renacentista más importante. Se continúa con la tradición de amor cortés, pero filtrado por el tratamiento que le da Petrarca y por el neoplatonismo del Dolce Stil Nuovo, que hace del amor el elemento cohesionador del cosmos. La mujer es ahora reflejo de la Belleza divina y camino de perfección hacia Dios.
El amor divino
Si como hemos visto, al poeta del amor humano le es casi imposible consumarlo, el poeta religioso sí puede desear abiertamente y aspirar al éxtasis místico. La dificultad que estos poetas encuentran para expresar adecuadamente esta experiencia unitiva hace comprensible que hayan recurrido a los tópicos e imágenes del amor humano.
La naturaleza
Marca la pauta el bucolismo, cuyos orígenes están en los Idilios, de Teócrito, las Bucólicas, de Virgilio, la Arcadia, de Sannazaro y los Ninfali de Boccaccio. A ellos se suman dos tópicos: por un lado, el del Beatus ille horaciano, que canta la paz y el reposo en un marco natural que perfecciona al hombre y le ayuda en la conquista de la sabiduría; por otro el de la Edad de Oro, ucronía de un tiempo primigenio en el que reinaban las leyes naturales en armonía con la libertad del hombre.
La mitología
Se basa en Las metamorfosis, de Ovidio, de donde se toman seres mitológicos clásicos como símbolos de fuerzas y fenómenos naturales -así, amor es Venus; Marte, la guerra, Hércules la fuerza, etc.- y de cualidades físicas, morales y de experiencias humanas -como la belleza de Apolo, el orgullo de Ícaro, o las historias de Apolo y Dafne, Orfeo y Eurídice, Dido y Eneas-.
Lo moral
Bajo esta denominación general se agrupan varios subtemas tales como:
- La consideración del paso del tiempo.
- El carpe diem o collige, virgo, rosas, que surge de la contemplación de los estragos del tiempo.
Nómina de autores
- El primer grupo poético renacentista o primera generación de petrarquistas estaba formado por Boscán, Garcilaso de la Vega, el portugués Francisco Sá de Miranda, Diego Hurtado de Mendoza, Gutierre de Cetina,
Hernando de Acuña, Gregorio Silvestre y el novelista bucólico Jorge de Montemayor. Todos ellos se han formado en un ambiente selecto, pertenecen a una minoría de clase superior y desde su juventud se han relacionado de forma más o menos directa con la corte. Cada uno, según sus circunstancias, ha recibido una sólida formación y su gran experiencia formativa en el arte y en la poesía ha sido sus viajes por Italia, donde entraron en contacto con los escritores representativos del petrarquismo y de la filosofía humanista. Entre ellos se establecieron relaciones humanas y literarias, de las que han dejado abundantes muestras en las poesías que se dedicaron y en las misivas poéticas que se intercambiaron.
- El segundo grupo poético renacentista coincide aproximadamente con el reinado de Felipe II. A él pertenecieron fray Luis de León, Baltasar del Alcázar, Alonso de Ercilla, Fernando de Herrera, Francisco de Figueroa, Francisco de Aldana, Pedro Laynez, Jerónimo de Lomas, Francisco de la Torre y Francisco Medrano, cuya vida y obra enlazan el siglo XVI y el XVII.
- En cuanto a los representantes de la lírica mística, por razón de su nacimiento santa Teresa pertenece a la época del Emperador, pero su poesía responde al gusto tradicional y popular castellanos. San Juan de la Cruz, por el contrario, forma parte de los postgarcilasistas y su poesía adapta los elementos esenciales de la corriente poética de su generación.
El Manierismo
En la segunda mitad del siglo se produce un cambio en el uso de los recursos retóricos y expresivos no sólo por el agotamiento de ellos, sino también por un cambio de actitud frente a la obra de arte. Este cambio se sustancia en:
- Un exceso de intelectualismo.
- La búsqueda de la complicación consciente y de la dificultad por sí misma; es decir, de un arte para minorías.
El principal representante de esta veta de la lírica renacentista es el sevillano Fernando de Herrera, que suele ser considerado como el término medio entre Garcilaso de la Vega y Góngora.
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